MOTOGP | SAN MARINO

Márquez responde a los pitos con la victoria 25

Se rehace de la caída en el esprint y vence ante 91.671 fans. Será campeón en Japón si le mete tres puntos más a Álex en Motegi.

Márquez paseando la bandera de Ducati en Misano recibe la felicitación de Bezzecchi.
Mela Chércoles
Mela Chércoles nació en Madrid en 1975 y accedió a AS en 1996. Es enviado especial a los GGPP de Motociclismo desde 1999. Colaborador de la SER. Licenciado en Periodismo por el CEES, en la actualidad UEM. También ha cubierto el Dakar en 2004, la información del Real Madrid y la Selección Española de fútbol.
MISANO Actualizado a

Ladran, luego cabalgamos, decía Don Quijote a Sancho. Pitan, luego cabalgamos, podría decir Marc Márquez a los suyos tras lo acontecido el sábado en el Marco Simoncelli de Misano, donde le pitaron cuando se cayó yendo primero. Pues que sigan pitando si quieren, porque él sigue cabalgando, y de qué manera. En la casa de Rossi voló a por la victoria número 25 de la temporada, de 32 posibles (78,12%), ante 91.671 espectadores, que vieron lo bien que se rehacía de la pifia del sábado.

Vendió cara la derrota Marco Bezzecchi, porque partía desde la pole y aguantó la primera posición tras la salida, pero es cierto que dio la sensación que el del Ducati Lenovo tuvo la situación controlada en todo momento. Partía cuarto y se puso segundo tras el primera viraje, superando con facilidad a Quartararo y a Álex Márquez, que también rebasó al francés.

Bezzecchi, ajeno a lo que pasaba a su espalda, tiró con todo al manillar de su Aprilia y estiró tanto el grupo que lo partió, siendo Márquez el único que aguntó su tirón. Se pegó a su rueda durante varias vueltas, cómodo, abriendo la trazada en ocasiones para evitar el toque, y sólo estaba por ver en qué momento lanzaría el ataque, pero no hizo falta que éste llegara. No la hizo porque Bezz se coló en la curva 8 de la vuelta 12, a 15 del final, y el español ya no soltó más la cabeza para cruzar la meta la Ducati roja con 0.568 de ventaja sobre la Aprilia negra.

Que Márquez es muy bueno, el mejor, es algo que ya se sabe, pero que Bezzecchi lo era tanto como para intentar apretar al futuro campeón hasta el final no estaba tan claro, y vaya si resultó bueno el italiano. Contrariamente a lo previsto, no tiró la toalla en ningún momento y alternó varias vueltas rápidas de carrera en el tramo final con el español, consciente de que no podía permitirse esta vez el más mínimo fallo, porque Marco lo hubiera aprovechado. Al final, victoria de Márquez, segundo de Bezzecchi y tercero de Álex Márquez, que acabó a 7.7 de la cabeza y con 2.6 de ventaja sobre Morbidelli, así que carrera en tierra de nadie para el del Gresini Racing.

Él es el único que puede retrasar la coronación de su hermano en Motegi dentro de dos semanas, aunque a Marc se le ha quedado una bola de partido muy accesible. El sábado en el esprint no podrá ser todavía campeón y habrá que esperar al domingo a ver qué pasa, porque ha de meterle tres puntos más e incrementar hasta los 185 puntos su ventaja para cerrar su noveno título matemáticamente.

Voviendo a la carrera, señalar que hubo numerosas caídas, hasta siete, las de Zarco, Mir, Ogura, Maverick, Bagnaia, Rins y Bastianini. No se cayó, pero no pudo acabar la carrera por avería Acosta. Se le rompió la cadena de la KTM al Tiburón cuando marchaba cuarto, en la octava vuelta, y después de haber adelantado a Di Giannantonio, Morbidelli y Quartararo. Una pena, porque iba lanzado.

Tras los tres del podio, Morbidelli, Diggia, Aldeguer, Marini, Quartararo, Oliveira y Binder para cerrar las diez primeras plazas. Más atrás, Raúl Fernández 11º, Martín 13º y Augusto Fernández 14º. Señalar que a Martinator se le arruinó la carrera en la vuelta de formación de parrilla, porque se le averió su Aprilia y tuvo que salir a pista con la segunda moto, desde su posición de salida, pero con dos vueltas largas de sanción.

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El rostro serio del madrileño al acabar la carrera, aunque menos que el de Pecco, que se cayó rodando séptimo en la novena vuelta, a seis segundos de la cabeza, contrastaba con la alegría de un Márquez que acabó más cansado que otras veces y encantado por darle a Ducati otro triunfo, el quinto que firma en casa de Rossi y el primero en el que sale al podio con el mono en sus manos mostrándolo al público. A ver si así se enteran de que ‘e’ rosso’, de que “es rojo”, como les gritó Tardozzi en Mugello.

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