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MOTOGP | LORENZO

“Ducati perdió la paciencia”

La marca italiana dejó de confiar en un Jorge Lorenzo que buscó un futuro mejor en Honda, aunque el destino le llevó a la retirada en 2019: “Fue todo lo opuesto, un desastre”.

Jorge Lorenzo.
JOSE JORDANAFP

Puede que Ducati sea ahora la gran bestia a batir, pero el gigante italiano ha tenido que esperar hasta 15 años para volver a saborear la gloria con Pecco Bagnaia. Un proyecto de muchos años y mucho más trabajo para volver a ser campeones en el Mundial de MotoGP, algo que no sucedía desde el 2007 con Casey Stoner. Y no habrá sido por candidatos, porque por la marca de Borgo Panigale han pasado los mejores: el australiano quiso defender una corona que se le escapó, Nicky Hayden no pudo repetir el éxito que sí cosechó con Honda en 2006, Valentino Rossi se fue con los bolsillos vacíos y Andrea Dovizioso fue el único en poder rozar la gloria, aunque un Marc Márquez intratable no se bajó de lo más alto en los mejores años del italiano con la Desmosedici. Pero en medio de todos estos grandes nombres, un español se coló entre las posibilidades de Ducati.

Jorge Lorenzo apostó por un nuevo reto cansado de su estancia en Yamaha en la que ya se había creado una rutina y, por tanto,“faltaba motivación”. “No tenía muchas ganas”, insistía, incluso pese a ganar el Mundial de 2015 durante el cual sintió que la casa japonesa “no se comportó muy bien” con él en su enfrentamiento con Rossi. “Tiraron más, y se notó mucho en Valencia (última carrera del año donde ambos se jugaban el título), por Valentino que por mí. Un poco me ‘despreció’ (Yamaha)”. Y aunque fue un motivo de peso para dejar aparcada su relación con la marca de los diapasones, el español realmente conocía la mentalidad ganadora de un Dall’Igna que siempre “consigue todo lo que se propone”. “Sabía que Gigi iba a conseguir que la Ducati fuese la mejor moto, porque es muy cabezón”, confiesa Lorenzo en el pódcast ‘Tengo un plan’, porque “el futuro era la Desmosedici”. “Fue un poco como cuando Lewis Hamilton dejó McLaren para ir a Mercedes. Un equipo que no había ganado nada, pero él sabía que sería el mejor coche de la Fórmula 1. Tuve la misma intuición con Ducati”, compara.

Y en 2017 llegó el momento de dar la bienvenida al rojo Ducati bajo el sonado acuerdo de “un contrato millonario que, en realidad, era un 15% más de lo que ganaba en Yamaha”. Eso sí, recalca que “el cambio no fue por dinero, por mucho que algunos piensen que sí”. “Ese 15% no me cambiaba la vida. Era más la motivación”, insiste el cinco veces campeón del mundo que acabó encontrándose una moto que “pilotándola como la Yamaha, no funcionaba”. “En Ducati no me salían las cosas”, recuerda. Y hasta que no empezó a adaptarse a la moto, con el estilo que el prototipo le pedía y con ayuda de los ingenieros, la situación no mejoró. “Hasta que lo entendí, no empecé a ser competitivo”, sin embargo, ya fue tarde. “Ducati perdió la paciencia después de un año y medio sin resultados. Ya no confiaban en mí. No me ofrecían ni un millón de euros cuando los contratos de esa época eran de doce. Preferían a un piloto como Petrucci. No tenía ni una oferta”, admitió, así que tuvo que buscar una salida rápida para no quedarse sin sitio en la parrilla para 2019.

Honda: el principio del fin

E incluso se adelantó a los acontecimientos: “Tenía que ver por mí y llamé a Alberto Puig. Al final le convencí para ficharme por Honda porque no veía futuro en Ducati”. Por eso, en 2018 en el Gran Premio de Italia, cuando ganó la carrera en Mugello, también fue tarde, aunque esta vez para la marca: “Ya había firmado con Honda y en Ducati nadie sabía nada”. Llegar a un acuerdo no fue posible, incluso aunque los altos cargos italianos se dieron cuenta en ese momento de que el español podría llegar a ser una opción para volver a alcanzar la gloria. Les faltó tiempo para llegar a algo grande y, aunque ahora Lorenzo asume que si esa victoria en Italia hubiera llegado una semana antes hubiera cambiado mucho su futuro, en aquel momento realmente “pensaba que con la Honda iba a ir todavía mejor que con la Ducati”. Pero la realidad fue “todo lo opuesto”. “Fue un desastre”, admite.

Y tanto que lo fue porque, tras su fortísima caída en Assen, donde se rompió dos vértebras, inmediatamente cambió su futuro: se dio cuenta de que ya no valía la pena arriesgarse por una competición y anunció su retirada a finales de esa misma temporada. “Ahí le cogí miedo de verdad”, admite sin pudor, porque se dio cuenta de que “no tenía sentido perderlo todo en un instante y no poder disfrutarlo por hacerme daño”: “Pasé de querer volver a ser campeón del mundo y ser rápido con la Honda a querer retirarme y disfrutar de la vida”. “La Honda retiró a muchos pilotos. Retiró a Pedrosa, a Pol Espargaró, a mí y a Márquez no le ha quedado otra que irse”, comenta y, además, apunta que “esa moto ha ido empeorando”. “Solo tienen caídas y malos resultados”, añade, siendo Marc el mejor ejemplo de sus palabras. ¿Y ahora? Pues Lorenzo solo disfruta la vida después de años de trabajo. “Estaba obsesionado, solo trabajaba. No era feliz”, dice con la tranquilidad de alguien que ha podido cumplir el sueño de su vida.