Álex Márquez mantiene la calma
El español dice que “no hay que entrar en pánico” y que “un pequeño reset” puede ser suficiente para volver a arriba. Barcelona puede ser el punto de inflexión.
Álex Márquez está contra las cuerdas. Su hermano, Marc, maneja la categoría a su antojo con 23 triunfos de los 28 posibles entre esprints y carreras dominicales y en el próximo GP de Cataluña podría colocar su primer ‘match ball’ para cerrar el título de campeón en Misano, con siete carreras para acabar la temporada. Es decir, lo nunca visto. Y todo depende del pequeño de la familia. El piloto de Gresini necesita resurgir para alargar el alirón del piloto oficial de Ducati. De ceder diez puntos más en Barcelona, al líder del Mundial le valdría con salir de la prueba italiana con 222 puntos de ventaja. Eso le haría campeón por novena vez en su carrera deportiva. Aunque el objetivo es retrasarlo, por lo menos, hasta el Gran Premio de Japón.
La realidad es que Marc se pone como plazo esa prueba de Motegi o, por ser más cauto, la de Indonesia una semana después. Y es que, aunque sería curioso (y tendría mucho morbo, para qué mentir), verle coronarse como campeón en tierra de Valentino Rossi, el español asegura que no le gustaría porque preferiría ver a su hermano delante en Barcelona, como antes de la lesión que sufrió en Assen el pasado mes de julio. Aunque a Ducati seguro que sí le gustaría ser campeón en su casa y no en la de Honda. Pero todo es cuestión de matemáticas. Y todo depende los dos Márquez.
En Hungría, la familia vivió las dos caras de una misma moneda. Mientras Marc ampliaba su racha de siete dobletes consecutivos, Álex sufría dos carreras que le hacían pasar un fin de semana muy complicado en Balaton Park. Sabía que el circuito se le iba a hacer cuesta arriba por ser todo lo contrario a estilo de pilotaje, pero ni con precaución pudo salir bien parado del gran premio. El sábado fue octavo (cedió diez puntos con su hermano) y el domingo, con una sanción que le hacía salir desde atrás y una caída, no pudo ser más que 14º (misma posición de la que salía) y rascar dos puntos. “Fue una caída muy tonta. Culminó el fin de semana más desastroso. No estuvimos mal en términos de velocidad, logramos sacar la cabeza en algunos momentos, pero no fuimos completos como fuimos siempre”, resumía el español tras la cita en Balaton Park.
Y es que los errores, ya desde la clasificación al estorbar a Miller y Bagnaia (por eso la sanción de tres puestos), se pagaron mucho más caro en un trazado pequeño, de izquierdas y con muchas chicanes. Es decir, todo lo que no le gusta al de Gresini: “Ayer, asumí la responsabilidad. Hoy, también. No me he sabido adaptar a este circuito”. Y aunque el Mundial ya se ve desde mucho más lejos, no se quiere dejar llevar por estos malos grandes premios y confía en volver a las posiciones delanteras en cuestión de tiempo. Álex no se sube al podio desde el GP de Alemania, hace tres carreras.
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Barcelona puede ser ese punto de inflexión: “No hay que entrar en pánico. Solo hay que hacer un pequeño reset para recuperar la velocidad que tuvimos en Austria”. “Es el mejor escenario para hacer un fin de semana sólido, como los de antes de la lesión (en la mano, durante el GP de Países Bajos, por la que tuvo que pasar por quirófano). Necesito hacer un fin de semana completo, sin fallos, para recuperar todo lo que teníamos antes de la lesión”, explicaba el español, que espera con ansias a uno de sus circuitos favoritos del calendario. Lo cual quiere decir que es todo lo contrario para Marc. Aunque Austria también era un circuito para sufrir... y se llevó 37 puntos.
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