Un final desgarrador: “No estábamos preparados”

La sonrisa de Oriol Vidal el sábado por la noche, justo antes de afrontar la última etapa de un Dakar que parecía llevar su nombre, se transformó en unas lágrimas de impotencia que sufrieron en primera persona el egoismo de una carrera que siguió demostrando su falta de piedad. El catalán había pasado de vislumbrar el retiro a liderar la categoría de T4 junto a Rokas y una etapa que parecía de transición, acabó convirtiéndose en su peor enemiga. Tres minutos de ventaja le daban el rally al de LLambilles y la rotura de su cardán se lo arrebató de la manera más cruel.

Perdieron más de 20 minutos en una etapa donde solo tenían que controlar su ventaja. Tardaban en llegar más de lo previsto y la inquietud de saber por qué, descubrió a los nuevos ganadores de la categoría... aunque no fuera sin sobresaltos. Fue otro Oriol, en este caso Mena, con un Eryk Goczal bañado de lágrimas (de alegría en su caso) el relevo a Rokas y Vidal. Aunque tampoco tuvieron muy claro si sería posible la hazaña. Debían reparar un palier para completar el enlace y en una hora, completar 100 kilómetros que le validaran esa victoria. Finalmente lo lograron, disfrutaron su recompensa, y tuvieron más suerte que la otra pareja que permaneció lamentándose en meta.

“Faltaban unos 50 kilómetros para llegar” contaba un Vidal que apenas podía pronunciar las palabras debido a la frustración, sobre una rotura que no les permitía acelerar ni frenar y además, les destrozó el coche por dentro y comenzó a causar daños físicos. Por eso no hubo más remedio que parar. “Después de la remontada de los primeros días (30 minutos) y una carrera muy luchada con título a tocar, sabemos que puede pasar, pero no estábamos preparados”, confesó el catalán, tras un duro revés que resume esta carrera: “Es lo que tiene el Dakar”.