Un Dakar para toda la vida

Dicen que no hay nada como la primera vez, pero este año me marcho del Dakar pensando que igual no es del todo cierto. Llegué de nuevo al desierto con muchas lecciones aprendidas y un año de por medio donde tuve tiempo de echar la carrera de menos. Sin embargo, lo que no me dio tiempo a aprender era cómo se contaban los éxitos de alguien que ampliaba su leyenda en la carrera más dura del mundo y de cómo sobrevivir a una parte de la historia en el mundo de la competición. Durante los paseos por el vivac las lecciones no eran las mismas, pero seguía habiendo muchas cosas que aprender. Y aunque hay para otras como esta para las que nadie te prepara, descubrirlo por uno mismo hace que sea inolvidable.

Si hubiese cumplido con la tradición, la victoria de Sainz debería haber llegado hace un año. Con el cambio de enviado especial llegaba el triunfo del madrileño, pero dicen que lo bueno solo tarda un poco más. Y en eso sí que no falta razón. Porque llegó una victoria que estaba asimilada desde el día de ayer, pero no se esperaba la de una Cristina Gutiérrez que nos retuvo a todos en torno a su altar particular. Un Taurus con el que ha pasado a la historia del Dakar, del deporte y de mi vida. Porque este día ha sido inolvidable. ‘Sweet Carlos Sainz, good times never seemed so good’.

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