“Mi experiencia me dice que las carreras hay que acabarlas”

Carlos Sainz y Lucas Cruz llegaron a la zona de Audi con el sol cayendo; la estampa perfecta para una etapa perfecta, donde la pareja de españoles sentenció el que puede ser su cuarto Dakar. Era el día para hacerlo, aunque la suerte podría haber caído del lado contrario, pero la temida especial de piedras deja en manos de la tripulación del #204 anotarse un nuevo Touareg. La ventaja en la general ronda la hora y media con de Mevius y por delante, quedan 175km de cronometrado que muchos ven como una formalidad más, mientras que el madrileño le da la importancia que le corresponde: “Mi experiencia también me dice que las carreras hay que acabarlas y queda un día. Debemos seguir la misma rutina, seguir concentrados”.

De esa manera salieron a una undécima etapa que recortó su distancia en 60 kilómetros pero no bajó la dificultad: “Cuando hay tantas piedras vas pensando que en cualquier momento puede llegar un pinchazo y si llega otro segundo, te complica el tema”. Afortunadamente, en su caso, Carlos estaba bien protegido por Peterhansel y Ekstrom en caso de emergencia, aunque no necesitó recurrir a ninguno de sus compañeros ya que solo sufrió un pinchazo lento a 40 km del final. Pero en ese momento ya era más que consciente de que su máximo rival por el Dakar, Loeb, había perdido mucho tiempo. La estimación rondaba la media hora (en función a los 13′ de ventaja con los que comenzaron la etapa y los 10′ que salió por delante el francés), pero lo cierto es que el piloto de BRX se había despedido por completo de la victoria.

“No sabía el problema que tenía”, reconoce Sainz, pero su colchón le hizo levantar el pie (sobre todo en los últimos 100 km “porque había más piedras y no merecía la pena apretar”): “Me lo tomé con calma cuando le vi. Ahí fui mucho más despacio”. ¿Tomó la decisión a raíz del gesto que realizó el francés? “No lo he visto. Solo vi que estaba ahí (parado), pero hay tantas piedras que no tienes mucho tiempo para mirar a otros sitio”. La señal que le transmitió el piloto de BRX fue de calma, porque por delante quedaban zonas complicadas que podían cambiar por completo la historia. Pero “era una etapa importantísima para acabar sin problemas” y el español lo ha conseguido.

Por delante queda un día “y hay que seguir con la misma rutina, concentradísimos y sin cambiar nada. Si hasta aquí todo ha ido bien, seguiremos haciendo lo mismo”. La sintonía con el Audi es absoluta. “El coche de momento está perfecto”, dice Sainz, y eso es una buena noticia de cara a unos últimos 175 kilómetros para los que tienen trabajo: “Repasar bien el coche, mirar con Lucas (Cruz) bien la especial y estar concentrados”. Mañana es el gran día.

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