Lección y victoria soberbia de Álex Palou

Álex Palou logró en The Thermal una victoria de peso, de campeón. La segunda consecutiva en esta temporada de la IndyCar. Dos de dos. Para llegar a la 13ª de su trayectoria americana y la pregunta es si alguien de Cadillac lo vio. Porque superó por conducción, ritmo y estrategia a los dos mismos coches que le negaron la pole en la clasificación del sábado. La victoria se gestó en el inicio de la carrera y se ejecutó al final, con un adelantamiento a Lundgaard a falta de 15 vueltas y otro sobre O’Ward a falta de diez. El mexicano lideró cómodamente hasta entonces, pero se tuvo que conformar con la plata y Christian Lundgaard, con el bronce. Los McLaren fueron los que más sufrieron del trío cabecero por una decisión alternativa de su box respecto a la estrategia del español. Y lo pagaron en el tramo final de la carrera, cuando fueron superados por el Ganassi número 10 con unos neumáticos rojos más favorables por los negros de los papaya. El tramo final en The Thermal fue un toma y daca no apto para cardíacos. Es la victoria 13 del español, su podio número 32 del en la serie americana, el 27º para O’Ward y el cuarto para Lundgaard. El tricampeón español va a por la cuarta Copa Astor en Estados Unidos. El país de Cadillac.

Palou le luchó la plaza en la salida a Lundgaard, quien se defendió con codos como hizo en el tramo final de la carrera. Pero con resultado distinto, el danés cedió al final. Mientras, O’Ward viajaba cómodo al frente y abriendo hueco poco a poco. No fue cómodo el arranque de McLaughlin, que se rozó con DeFrancesco. También cedieron plazas Power, Newgarden y Dixon. En cualquier caso, el trío cabecero tenía como misión trabajarse un colchón de tiempo con sus Firestone rojos frente a los pilotos que montaron duros de salida, el mejor de estos, Herta, que era cuarto. Pero sin caer en una excesiva degradación.

El primer rush del mexicano con rojos nuevos fue plácido y lo llevó hasta la vuelta 17, una más que el español (ambos para cambiar a negros). El danés con blandos usados, como el español, entró en la vuelta nueve e insistió en el compuesto soft y ahí empezó a perder la segunda plaza. A la vuelta, las posiciones eran un calco solo alterado por el intercambio de posiciones de los Andretti Kirkwood y Herta.

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Desde entonces la carrera se convirtió en una partida de ajedrez y ganó Palou. Parecía que el tercero era lo máximo a lo que podía aspirar el tricampeón por el empuje de los dos McLaren, sobre todo el de O’Ward. A pesar de todo, Palou sumaba un punto extra por liderar la carrera cuando Pato entró antes que él a realizar su segunda parada. Luego vio oportunidad de avanzar, olió sangre y vino el acoso y derribo sobre los McLaren.

Primero derribó a un combativo Lundgaard. El barcelonés le hizo un adelantamiento de locura a falta de 15 y se fue a por un O’Ward que presentó menos resistencia, porque no había manera de defender esa ventaja de 11 segundos que tenía cinco vueltas antes. En definitiva, back to back de Palou que se va con más puntos de ventaja en el zurrón.

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