Entre regalos y mucho carbón
Como cualquier otra mañana de Reyes en la que debajo del árbol esperaban los regalos, en el vivac de Bisha también se madrugaba con ilusión. En este caso, el interés lo despertaba la segunda parte de una etapa 48 Horas donde se presentaba la gran incógnita de si Carlos Sainz y Lucas Cruz serían capaces de sobrevivir con un coche desmembrado. Pero además, por sorpresa, también recibimos un presente por parte de la organización que nos recordaba el día que era. En medio de la nada se cumplió con la tradición, pero la realidad es que nada se puede comparar a la sensación de abrir paquetes junto a los tuyos. Pero al menos también se recibía alguna que otra alegría en una jornada, donde después recibiríamos el carbón.
La segunda parte de la entrega no fue de manera física, sino anímica. Los representantes españoles iban cayendo poco a poco en un trayecto de vuelta hasta el vivac, que fue una gincana de supervivencia. Nani Roma, Cristina Gutiérrez... los problemas se acumulaban y las ganas de disfrutar de nuestros regalos desaparecían a marchas forzadas. También porque el trabajo lo exigía y también, porque cuando parecía que Carlos Sainz sería el único superviviente, la historia cambió por completo. Un día para disfrutarlo en familia o entre compañeros de vivac, se convirtió en el día del abandono del vigente ganador del Dakar. Pero la carrera sigue.
