“Aún me sigo poniendo nervioso”
El español regresa al Dakar pensando en la victoria con Audi. Sabe “que no es fácil”, pero ahora podrán “luchar de tú a tú con el resto”, tras el ajuste de peso-potencia.
El paso del tiempo no ha hecho mella en Carlos Sainz (61 años, Madrid). Después de más de 40 años en activo, el español se levanta “todos los días con la ilusión y las ganas” de prepararse lo mejor posible para un Dakar que está a la vuelta de la esquina. Suena como el último de Audi, pero no tanto como el último de Sainz. A pesar de que el madrileño tiene un final soñado para este 2024 que es acabar ganando el Touareg, esa ambición no tiene tintes de despedida sino más bien, de una “imaginación tremendamente eficaz” que ya le ha llevado hasta el pistoletazo de salida de una 46ª edición donde, por supuesto, “se puede ganar”. Sobre todo ahora que la FIA les ha dado la razón en una desventaja peso-potencia que ha sido reajustada y que les permitirá “luchar de tú a tú con el resto de los rivales”. Hay ganas de revancha.
—¿Le costó mucho pensar en este Dakar o activó la cuenta atrás cuando volvió de Arabia?
—No, no, el Dakar empieza siempre el día después. El Dakar del año siguiente empieza siempre el día después de que acabe el Dakar. En mi caso, además, con la lesión también empezó en ese momento. Y en Audi también con los ingenieros, ya empiezas a reunirte, a hacer lo de siempre, a tratar de ver de qué manera se puede mejorar el coche para la siguiente edición... Por lo tanto, también a nivel físico, no puedes esperar al último momento para empezar a pensar esa salida que este año es el 5 de enero.
—¿Nunca dudó de que volvía? Porque tras el abandono dijo que comenzaba un periodo de reflexión en el que decidiría su futuro.
—No, no. Yo creo que igual que otras veces siempre decía que iba a necesitar un periodo de reflexión al acabar el Dakar, el año pasado mi objetivo era recuperarme y sabía que Audi iba a volver el año siguiente. Este es un proyecto que habíamos iniciado a tres años y aquí estamos en el tercero.
—¿Cambió algo la lesión a la hora de prepararse para volver? Sobre todo porque vuelven a hablar de la edición más dura en Arabia...
—No cambia nada. En el Dakar siempre más o menos te puedes esperar lo mismo o algo similar. En el Dakar sabes que va a ser una prueba dura donde tienes que llegar lo mejor preparado posible, independientemente de lo que vaya a preparar la organización, porque además de los kilometrajes, etc., lo poco que comunican lo dicen bastante tarde. Por eso tú te preparas siempre igual y con el mismo objetivo y ya más o menos sabes lo que te va a esperar, sea aquí (en Arabia Saudí) en Sudamérica o en África.
—Dice que se prepara siempre con el mismo objetivo ¿cuál es el objetivo?
—El objetivo cuando estás en una marca como Audi, en un proyecto tan potente e importante como este, es intentar ganar. Aparte de que, bueno, una marca oficial, en este caso Audi, solo puede tener el objetivo de intentar ganar. También es cierto que es un objetivo complicado y difícil por el tipo de vehículo con el que estamos intentando conseguir esa victoria. Pero como siempre he dicho este es un vehículo muy valiente, tecnológicamente muy complejo, donde muchas cosas son nuevas y pueden darte algún problema.
—El ajuste que ha establecido la FIA entre peso y potencia, ¿acerca a Audi un poco más a la victoria?
—Yo creo que nos ajusta a algo equilibrado, a algo donde vamos a poder luchar de tú a tú con el resto de rivales y donde finalmente, después de dos años y de ver telemetrías, cosa que nosotros ya sabíamos desde el minuto uno, pues ha hecho darle la razón a Audi, a los pilotos de Audi, en el sentido de que la relación peso-potencia era injusta. En ese sentido, vamos a tener algo más de kilovatios que ya nos dieron durante el Dakar del año pasado, después de ver la telemetría, y ahora finalmente han decidido darnos algo más de kilovatios para poder luchar de tú a tú.
—Además de todos esos ajustes, ¿qué más han mejorado en el coche? Marruecos dejó un sabor de boca algo amargo.
—En Marruecos, lo primero que pasó es que seguíamos con la potencia antigua y lo segundo, que no nos fue bien no por la suspensión, en Marruecos no fue bien porque tuvimos problemas técnicos. También es cierto que eran coches ya con kilómetros, donde algunos de esos problemas vinieron por el kilometraje de las piezas utilizadas y pensamos que eso está más o menos controlado. Pero con la suspensión, que era uno de los puntos donde queríamos mejorar respecto al año pasado, sí que hemos dado un paso adelante.
—Después de más de 40 años de carrera, ¿la motivación con la que se preara es la misma o ahora la busca en otras cosas?
—Yo creo que estoy bastante motivado, me levanto todos los días con la ilusión y las ganas de prepararme lo mejor posible, y con la ilusión y las ganas de dar la cara e intentar ganar. Y creo que la gente que está a mi alrededor, que me quiere, lo nota, lo ve y probablemente si no fuese así me lo dirían. Y luego hay otro termómetro también importante. Si la gente que entiende, la gente que está en las carreras, la gente que es responsable en los equipos oficiales, la gente que analiza y demás sigue confiando en mí, creo que será por algo, no simplemente por lo que he hecho anteriormente.
—En el anuncio que lanzó Audi bajo el lema ‘Charged by Positive Energy’ (Cargados de energía positiva), acababa cuestionando eso de que no era un piloto con suerte. Pero, ¿cree que se le ha quedado algo pendiente?
—Yo personalmente no, a lo mejor alguien puede pensar que efectivamente ha habido momentos donde las cosas no han salido como me hubiesen gustado, pero cuando pongo todo en una balanza y miro lo que he conseguido en mi carrera deportiva, que sigo aquí y que sigo con la ilusión de ganar ese cuarto Dakar... Estoy muy orgulloso de lo que he hecho, muy agradecido a toda la gente que me ha estado ayudando no solo ahora en el Dakar, sino también en el Mundial de Rallys, y todas las marcas, todos los ingenieros que han estado en períodos diferentes colaborando conmigo para conseguir los objetivos. No creo que me haya dejado muchas cosas por el camino.
—¿Ganar se llega a volver una obsesión? Sobre todo en el Dakar cuando ve que ya lo ha hecho, pero después cuesta tanto.
—Es que ganar el Dakar no es fácil, no es fácil el primer año y no va a ser fácil el cuarto. El Dakar depende de muchas circunstancias, por eso cuando alguien gana el Dakar es una victoria que notas que te da mucha satisfacción por todo lo que conlleva. Yo he tenido la suerte de ganar tres con tres marcas diferentes (Volkswagen, Peugeot y Mini), ahora me he ofrecido ganarlo con Audi, con la marca que estamos ahora corriendo, y con un proyecto muy valiente que es este Audi RS Q e-tron, con motorización eléctrica híbrida, con una nueva tecnología que a la vez he estado descubriendo durante estos tres años. Cosa de lo que me alegro porque se ha abierto un camino nuevo, que por cierto nadie ha querido o ha tenido la valentía de seguir.
—Sobre el papel este es el último año de Audi, pero no sé si también es el último de Carlos. ¿Cuál sería su final soñado?
—Mi final del Dakar, soñado, sería ganarlo. Si es el final de mi carrera deportiva ya lo pensaré cuando llegue el momento. Ahora mismo mi objetivo es ganar la carrera, no pienso en si va a ser el último Dakar o no. Mi objetivo es intentar ganar.
—¿Qué supondría una baja como la suya o la de Peterhansel para el Dakar?
—Yo te puedo hablar de la de Peterhansel, porque es una leyenda del Dakar, es el piloto que más ha ganado. Sería una pena que lo dejase, para mí desde luego como aficionado y rival suyo. Sería una pena porque luchar contra él es una motivación extra, es de los pilotos mejores o el mejor que ha habido en el Dakar, en moto, en coche... es un auténtico fuera de serie. Cuando alguien decide dejarlo, para mí en el caso de Peterhansel sería una pena, pero a la vez lo respetaría porque si él decide dejarlo hay que respetarlo. Ha tenido una historia brutal dentro de esta carrera y en ese sentido nadie mejor que uno mismo sabe cuándo es el momento de parar y yo lo respetaría.
—Habla del mejor piloto en la historia del Dakar por palmarés, pero Al Attiyah también está dando mucho de qué hablar en los últimos años. ¿Dónde le ve con el nuevo equipo de Prodrive?
—Nasser es un piloto espectacular, un piloto que ha ganado el Dakar en varias ediciones y es uno de los favoritos. Está claro que estamos hablando de uno de esos pilotos que está al nivel de Peterhansel, que sabes que tienes que contar con él en cada etapa, en cada Dakar, y yo creo que con este coche de Prodrive va a ser igual porque es un coche muy competitivo. El año pasado Loeb ganó siete etapas de 14, entonces es muy competitivo, el coche va muy rápido y él no tiene nada que demostrar.
—¿Se ha imaginado ya el día 5 de enero en la salida?
—Sí (risas). Yo siempre he dicho que mi imaginación es tremendamente eficaz, mi vida ha sido siempre imaginarme cosas, sueños, situaciones y eso no para. Aparte que es bueno plantearse cómo vas a llegar, qué vas a hacer, qué no vas a hacer, todas esas cosas. Tratar de proyectar situaciones en el futuro y también ir pensando cómo reaccionarías.
—¿Se sigue poniendo nervioso?
—Sí, sí, sí, ese cosquilleo antes de empezar el primer tramo... Es que el día que no sientas ese cosquilleo quiere decir que estás yendo a la salida del Dakar o a la salida del primer tramo sin ningún tipo de esperanza, de motivación o de alegría. Cuando vas sabes que es porque vas a hacer algo que vas a disfrutar, que te lo vas a pasar bien y que te va a generar también una adrenalina y unas dos semanas de tensiones brutales.
—¿Y nunca ha llegado a un Dakar pensando que no se podía ganar?
—No, nunca. Siempre he salido todos los dakares que he corrido, hasta el primero siempre he pensado que podía ganar.
—¿Y el de 2024 se puede?
—Claro que se puede, quiero pensar que sí. Sé que no es fácil y voy a insistir en que el reto con este coche, no por velocidad, sino por lo complejo que es, no es fácil. Pero estamos en el camino para ello.
—Mucha suerte.
—¡Muchísimas gracias!
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