A quien madruga, Dios le ayuda
Desde que pusimos los pies dentro del vivac de Bisha, el Dakar tuvo más peros que alegrías. Las tormentas de arena nos acompañaron de manera diaria en el campamento, las noticias que llegaban no eran alentadoras para los representantes españoles y cada día se complicaba entre conexiones pobres o historias que nunca hubiésemos querido contar. Sin embargo, contra todo pronóstico, se cumplió una regla o un refrán, en cuanto realizamos el primer traslado de la edición. ‘A quien madruga, Dios le ayuda’ y qué razón. Porque a pesar de que ya teníamos en el olvido el tener que desemontar una tienda de campaña al completo con todo completamente oscuro, el primer madrugón del año mereció la pena.
Nada más aterrizar en el aeropuerto de Medina, el live track del Dakar nos dio licencia para soñar. Lorenzo Santolino estaba al frente de una etapa donde nada se podía dar por decidido hasta el final, pero en la que por primera vez el estreno como ganador del piloto de Sherco en la carrera parecía más real que nunca. Y como hubo que madrugar, era imposible no recibir recompensa. Después de varias decepciones en una carrera que se antojaba muy larga, un español escribió su nombre en lo más alto y otro (Tosha Schareina), es claro favorito a llevarse el Touareg. Todavía hay esperanza.