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F1 | HAMILTON

“¿Si me robaron el Mundial de 2021? Claro que sí”

Lewis Hamilton se abre en una entrevista con GQ para hablar de su “día más doloroso”. Una herida que sigue abierta: “Si veo algún vídeo, sigue doliendo”.

Actualizado a
Lewis Hamilton, durante el GP de Australia.
MARTIN KEEPAFP

Hay heridas que tardan en curar y se olvidan, pero hay otras que, aunque cicatricen con el paso del tiempo, siguen siendo dolorosas. Desde 2021, Lewis Hamilton vive con una marca de esas. Muy presente en su día a día y de las que todavía cuesta hablar abiertamente. Han pasado más de dos años desde ese GP de Abu Dhabi en el que pasó de rozar la gloria a que, en apenas una vuelta, se sumiera en un profundo dolor del que todavía intenta salir. “Si veo algún vídeo, sigue doliendo. Pero estoy en paz con ello”, asegura en una entrevista con GQ, sobre la octava corona que llegó a rozar con la yema de sus dedos. Aquel Mundial hubiera cambiado la historia de la Fórmula 1 al destronar a Michael Schumacher, pero el título acabó decantándose hacia el lado de Red Bull. Entonces, Max Verstappen se proclamaría campeón del mundo por primera vez. Y ya suma tres.

“¿Que si me lo robaron? Claro que sí. Ya conoces la historia”, indica el británico, que también sacó cosas positivas de su peor momento: “Pero creo que fue un momento realmente bonito, porque mi padre estaba conmigo, y eso es lo que me llevo. Nuestra vida ha sido una montaña rusa, y hemos estado juntos en las buenas y en las malas. Y el día más doloroso, él estaba ahí. Me enseñó a levantarme siempre, a llevar la cabeza alta. Y, obviamente, me acerqué a felicitar a Max, sin saber el impacto que tendría, pero siendo realmente consciente de que tal vez habría un mini-yo mirando. Fue un momento definitorio de mi vida. De verdad lo pienso. Lo sentí así. No sabía cómo iban a percibirlo los demás. No lo había visualizado. Pero era definitivamente consciente de ello: en esos 50 metros me caigo al suelo y me doy por vencido… o me levanto”, explica el piloto de Mercedes, quien ya lleva dos años sin ganar una carrera.

Su peor racha en la Fórmula 1, que se junta con su reciente fichaje por Ferrari. A partir del próximo 2025, Hamilton dejará la fábrica de toda su vida para vestirse de rojo y cumplir un sueño que, de “una forma inconsciente durante la primera parte de mi vida”, ha estado presente en su mente. “Siempre ha sido una opción para mí. Sin embargo, por ahora voy a centrarme en llevar a Mercedes a lo más alto este año”, insiste Sir Lewis, completamente comprometido con su actual equipo, donde la noticia se recibió de distintas maneras: “Algunos se lo han tomado muy bien, y otros no tanto”. Y, aunque lo comprende, para él es un proyecto de lo más ilusionante: “Probablemente el momento más emocionante de mi vida. Nunca he empezado un año entusiasmado por el siguiente”.

“No lo veo como una huida”, asegura el siete veces campeón del mundo, quien todavía no quiere pensar en lo que le deparará su etapa en Maranello. Su cabeza sigue en Mercedes: “Mi compromiso con el equipo es exactamente el mismo que en años anteriores: mi intención es destrozar al resto de equipos. Queremos derrotarles. Mi planteamiento es el mismo hasta el final. Y no puedo dejar que mi mente se distraiga demasiado con lo que viene después. No puedo centrarme en eso hasta el año que viene”.

Lewis Hamilton, junto a Charles Leclerc, en el GP de Australia.
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Lewis Hamilton, junto a Charles Leclerc, en el GP de Australia.MARK PETERSONREUTERS

Inicios complicados

Pero para llegar a donde está ahora, Hamilton ha tenido que remar mucho. Criado en un barrio de viviendas sociales al norte de Londres, desde una familia de clase trabajadora, triunfar en el mundo del automovilismo nunca resultó tarea fácil. La inversión económica era elevada y, además, el color de su piel siempre fue un aspecto al que hacer frente dentro del mundo del motor: ”Al ser el único chaval negro del circuito, con dificultades en el colegio, que me aceptaran fue siempre mi gran motivación: ‘Si gano la carrera, me aceptarán en este mundillo’”. Por eso, centró toda su vida en entrenar, sin darse cuenta de que las carreras y los logros no eran suficientes para alcanzar la felicidad.

“Cuando llegué a la Fórmula 1, todo era levantarme, entrenar, carreras y más carreras. No hay espacio para nada más. Pero me di cuenta de que trabajar todo el tiempo no te da la felicidad, y que necesitas encontrar un equilibro en tu vida. Y descubrí que en realidad era bastante infeliz. Me faltaban muchas cosas, sentía que tenía que haber algo más. Y era una locura, porque pensaba: ‘Estoy en la Fórmula 1, he alcanzado mi sueño, estoy donde siempre quise estar, en lo más alto, luchando por el campeonato’. Pero no… No lo disfrutaba”, asegura Hamilton, confesando que darse cuenta de esa percepción resultó ser muy dolorosa. Por ello, empezó a interesarse por temas como la música, el cine o la moda que, con el paso de los años, han copado una parte muy importante de su vida actual y, más importante aún, de su futuro a largo plazo fuera de los circuitos.

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