El eventazo de Miami al margen de lo que sucede en la pista
La carrera de Florida es un ejemplo de organización en un estadio polivalente que hace un mes acogía al tenis. Famosos, fiesta, conciertos… y algo de F1.
Otro año más, el GP de Miami da una lección sobre cómo convertir un espacio polivalente en un circuito de Fórmula 1. El Hard Rock Stadium es el hogar de los Miami Dolphins, de la NFL. Hace prácticamente un mes (del 19 al 31 de marzo) era la sede del Masters 1.000 de Miami que venció Jannik Sinner. Con la entrega de trofeos del tenis aún en marcha, comenzó el montaje del Autódromo Internacional de Miami que rodea las instalaciones del estadio. Sobre el césped está el paddock, en los espacios interiores se reparten los equipos y los medios, y la única construcción permanente es el edificio que alberga los boxes y el ‘Paddock Club’.
La carrera de Florida es un ejemplo para los grandes premios de nueva generación, como Madrid, que no utilizan circuitos permanentes, pero tampoco son considerados urbanos. Se estima un total de 275.000 asistentes durante el fin de semana, y los más valiosos son las decenas de miles de pases de ‘hospitality’ vendidos. Las entradas VIP se agotaron.
La lista de personalidades que han asistido al circuito de Miami en los últimos días es la envidia de cualquier otro gran premio. Entre los deportistas: LeBron James, Kevin Durant, Roger Federer, Tom Brady, Patrick Mahomes, Travis Kelce, las hermanas Williams, Justin Thomas, Rory McIlroy, Zidane, Lindsey Vonn. La lista de artistas la destacan Ed Sheeran, Shakira, Gloria Estefan, Camila Cabello o Marc Anthony. Entre otras personalidades destacadas está Donald Trump, que interrumpió el tráfico del paddock en calidad de invitado de F1 y McLaren.
Otra cosa es la afición que despierte la F1 en Miami. La ciudad está llena el fin de semana y todos quieren estar en el evento del año. Hay conciertos, fiesta y barras. Aunque no se puede calificar a los tifosi de Florida como los más expertos en el automovilismo. En el Circuito de Las Américas, en Austin, hay una verdadera cultura de automovilismo. Las Vegas, con luces de neón y casinos, todavía no ha roto como carrera clásica del calendario. Miami sí, ya luce como una grande, pero como eventazo al que ir para ver y ser visto. Solo falta una carrera memorable.