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DAKAR | CHECA

"He aprendido la lección"

El catalán dio vueltas de campana y vuelve a la carrera tras asumir su error. "Me ha vuelto la chispa competitiva, esto me ha enganchado", dice a AS.

RiadActualizado a
Carlos Checa con el Optimus de MD en el Dakar.

El Dakar es una lección continúa de aprendizaje. Da igual los que hayas hecho, lo es siempre y sobre todo para los rookies. Carlos Checa (Barcelona, 49 años), pese a su extensa carrera en motociclismo, aquí lo es, y el Dakar le ha enseñado una lección que no olvidará en forma de accidente. Dio vueltas de campana en la tercera etapa y hasta la sexta no ha podido volver a reengancharse la carrera con su Optimus de MD. Asume su fallo y celebra seguir aprendiendo en el desierto. De todo ello, habla con AS en Riad.

—Lo importante es que vuelve a correr, ¿cómo han sido estos días de incertidumbre?

—Al principio con decepción porque fue fallo mío, me sobraban ganas de ir rápido y me faltaba experiencia. No supe medir bien el riesgo y lo tomé en exceso, por suerte no nos pasó nada. Después de llegar aquí, la FIA vio que la célula de supervivencia del coche estaba muy dañada y, en primer lugar, me dijeron que no podía continuar. Yo solo me decía: 'No puede ser'. Hablé con Antoine (Morel, su jefe) para decirle que era el mejor momento para mí, para poder aprender y que habría alguna solución, si hacía falta traíamos las piezas de Francia. Pero el coche necesitaba un día y medio de reparación al menos, lo bueno es que el chasis y el motor estaba bien.

—Pero no hizo falta recurrir a Francia.

—No, por suerte, un coche se quedó en el puerto de Yeda y pudieron recuperar las piezas que hacían falta. Con ellas, el equipo me dijo que iban a intentar hacer el máximo, aunque no me aseguraban nada. Y al día siguiente se metieron los diez mecánicos a trabajar con el coche y lo arreglaron. Al principio se notaba un poco raro, pero luego ya iba fantástico. Ese ha sido un poco el proceso, de ir muy bien a tener ese accidente y pensar que no íbamos a poder correr. Por eso estoy tan contento, hemos superado un tropiezo importante.

—¿Cómo ocurrió exactamente el accidente?

—Era una recta en subida, con algunos escalones que no eran ni saltos. Íbamos muy rápido, era una tierra muy blanda y en una de esas se me fue el coche de atrás hacia la derecha justo en el momento de la compresión. Entré de lado y ahí ya empecé a dar vueltas. Yo conté dos y media, Ferrán (Marco, su copiloto) cuatro. No medí bien el riesgo de esa circunstancia. Me sentía tan seguro que corría, pero cuando pasa algo así te das cuenta de que había un poco de riesgo en ir a esa velocidad.

—Decía antes de llegar al Dakar que eso era lo que le iba a costar más, saber cuándo tener que frenar e ir más lento.

—Sí, al final a mí me gusta correr y quería medir un poco esos puntos y no acelerarme. Lo he hecho bien en dunas o caminos de piedras menos en esa circunstancia, era algo que no habíamos entrenado, me lo tendría que haber tomado con más calma. Al final aquí vienes a correr, con la máxima precaución, pero vienes a eso, yo no me lo paso bien si no corro. Es parte de mí.

—De todas maneras, en las etapas sin problemas ha ido bien. Como la de hoy.

—Sí, he acabado más contento porque he podido volver a la carrera y porque saliendo de los últimos he hecho el 28º a menos de 20 minutos del primero. No me lo creía. Era la etapa más difícil para mí y la sacamos muy bien.

—El ritmo está ahí, entonces.

—Sí. Lo que quería era venir aquí y probarme, ver cómo me encontraba, si me lo pasaba bien y aprender al máximo. Es lo que estamos haciendo, incluso el accidente me ha servido mucho, porque al final tampoco íbamos a luchar por estar entre los primeros. El aprendizaje a veces tiene tropiezos, no nos ha pasado nada y yo estoy acostumbrado a caerme en moto y romperme tres huesos, así que lo relativizo bastante (sonríe). Sobre todo, porque hemos podido volver, lo que me destrozaba era pensar que no podía continuar. Cuando veía a los coches salir a las etapas desde mi caravana, se me revolvía el estómago. Pero esa sensación de decepción o desánimo ya queda atrás.

—Así que continúa con el ánimo a tope para lo que queda.

—Sí, sí. El día del vuelco estaba destrozado porque fallé, he aprendido la lección, queda grabado para la próxima y a pasar página. Así que contento de llegar aquí y poder estar a este nivel, eso para mí es lo más importante, aprendemos cosas cada día, el rendimiento es muy bueno para lo novato que soy en esta disciplina. Esa era mi intención, hemos podido volver y ahora a intentar llegar al final.

—Con todo, ¿el Dakar es como se esperaba o mejor?

—Mejor, porque no había probado las sensaciones de este coche, solo lo probé una vez en Marruecos haciendo muchas dunas porque era la parte más difícil para mí y poco más. En una carrera con este tipo de coches en la categoría máxima y poder estar aquí a este nivel, incluso poder rodar en algunos sectores con Roma o Sainz es muy emocionante y divertido. Se me vuelve a encender esa chispa competitiva. Esto me ha enganchado, que haga más dakares o no dependerá de las circunstancias. Por dar un valor, si me esperaba un 6 o un 7, estoy en un 9. Termino cada día con una sensación muy buena.