"Estamos haciendo la mili"
La catalana tuvo un día duro en la Etapa 4 al romper el trapecio, pero no le resta el ánimo en su debut en coches: "Hay que ser positivos, es un gran aprendizaje".
Por increíble que parezca, se puede ser una rookie con once dakares en la mochila. Si no, que le pregunten a Laia Sanz (Barcelona, 35 años), que se siente así al volante del Mini All 4 Racing con el que debuta en coches en un Dakar. 32ª en la general, cerca del Top 30 que se marca de objetivo, AS habla con ella en Riad después de un día difícil en el que cedió hora y media en meta al romper el trapecio.
—Quizá este sea su día más duro hasta ahora en este Dakar, ¿qué fue lo que pasó exactamente?
—Nos pasaron bastantes cosas ya durante los dos primeros días, pero hoy realmente creo que tuvimos mala suerte y no íbamos mal, para entrar entre los 30 primeros otra vez, que es el objetivo para poder ir avanzando en la general. Pinchamos un par de veces, pero era normal porque había mucha piedra y todo el mundo pincha, quizá nosotros tenemos que aflojar más que los coches con ruedas más grandes, que tienen ventaja. Estábamos haciendo una buena etapa, Gerini estaba navegando bien y a 30 kilómetros del final se rompió el trapecio, sin ningún golpe. Lo desmontamos, hubiéramos tardado diez minutos, pero cuando fuimos a quitar el último tornillo, no teníamos la llave… Ahí perdimos 50 minutos.
—Una pena porque además salía en una buena posición de salida.
—Sí, a pesar de que no era una etapa para nosotros, porque era muy rápida y contra los T1+ y los buggys no hay nada que hacer, pero dentro de lo que cabe estábamos haciendo buena etapa y creo que podíamos haber estado entre los 30 primeros para salir mañana (por el jueves) también. Pero saldremos en el polvo y hay que mentalizarse de que será un día duro. A ver si vamos avanzando, supongo que nos costará unos días volver a salir delante.
—Más allá de esta etapa, ¿qué análisis hace de su inicio en coches en el Dakar?
—Hay que ser positivos, es un gran aprendizaje. Es normal que pasen cosas, porque al final somos 'rookies' los dos. Además, se está llevando un ritmo muy alto en coches por lo que dicen los otros pilotos, es una buena manera de aprender. Estamos haciendo un poco la mili.
—Aprender es su principal objetivo, ¿qué diría que ha aprendido hasta ahora?
—Todo. Al final son horas de coche y es lo que hace falta porque vengo de la moto y soy nueva en esto. Cuantas más horas pase en el coche mejor, aunque obviamente en las etapas intentamos pasar el menor tiempo posible (ríe). En lo que vamos mejor es en leer el terreno, que es algo que ya tengo de la moto, pero también vamos entendiendo los límites del coche.
—Entonces, ¿satisfecha con el paso a los coches?
—Sí, muy satisfecha. No es algo de lo que crea que me vaya a arrepentir, pero sí que es verdad que echo cosas de menos de las motos, por ejemplo, los compañeros. He estado muchos años en KTM y en GasGas y había un grupo muy especial de gente, se echa de menos ese ambiente, aunque también es bueno en coches. Ahora viéndolo desde fuera, me costaría volver salir a una etapa en moto viendo lo peligroso que es.
—Además del pilotaje, claro, ¿qué es lo que más cambia de ir en un vehículo o en otro?
—Lo seguro que vas en las zonas rápidas y la poca visibilidad que tienes en las dunas. Una cosa que me ha sorprendido es que pensaba que los coches tenían que navegar mejor porque llevan a los copilotos que se dedican solo a eso, pero no es tan fácil. Es lo que pensamos los que venimos de las motos, pero es muy difícil porque vas muy bajo y no tienes visibilidad.
—Seguro que le ha servido también todo lo aprendido en Extreme E.
—Seguro, eso fue una 'masterclass' de Carlos (Sainz). Fue una temporada sin los resultados esperados, pero acabarán llegando. Ha sido un placer correr con Carlos, me ha enseñado mucho.
—¿Ha podido hablar con él estos días?
—Al pobre no me apetecía preguntarle mucho del tema del 'waypoint', pero no nos hemos visto mucho porque sale bastante más pronto que yo y aquí todos tenemos trabajo, nos hemos escrito más mensajes casi que de lo que nos hemos visto.
—¿También es de las que opina que el 'roadbook' estaba mal en la primera etapa, no?
—Sí. Siempre he sido poco de quejarme del 'roadbook', cuando me he perdido, me pierdo y ya está. Además, soy muy contraria a devolver los tiempos y esas cosas porque crea un precedente peligroso. Pasa mucho con la nueva generación de los que van en motos, que a la que se pierden se quejan. Hay muchas veces que la mitad lo sabe interpretar, la otra no, pero es que aquí se perdió todo el mundo, menos uno… (ríe). Realmente, tenías que ser adivino. Y viendo el dibujo de dónde estaba el 'waypoint' y dónde iba el rumbo, creo que había un error.
—¿Qué tal con Gerini, su copiloto?
—Muy bien, mejor de lo que me esperaba. Es nuevo, ha navegado bien, aparte del problema que tuvimos en la primera etapa, aunque fue más problema de 'roadbook' que de él, a mí me hubiera pasado lo mismo yendo en moto. Tiene un carácter muy bueno, es positivo y hoy que había que hacer un poco de MacGyver, hemos sabido espabilar. Hay buena relación y pasas tantas horas en el coche que está bien poder hablar un poco en los enlaces
—¿Cómo le gustaría llegar al día descanso, a la mitad del rally?
—No sabría decir, es difícil… Estos dos días intentaré recuperar un poco y volver a donde creo que nos pertenece, estar en el grupo de los 30 primeros. Mañana (por el jueves) va a ser imposible, porque pillaremos mucho polvo, aunque va a ser una etapa muy navegada porque no abren las motos y nos vamos a perder seguro. Si podemos recuperar algo, nos podría ir bien.