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MOTOGP | MISANO 2 | LA INTRAHISTORIA

Diez años sin Marco Simoncelli

Perdió la vida en la carrera de Sepang y, antes del warm up, AS habló con él, y nos dijo: “¿Has visto, Mela? Los españoles también me quieren”.

MisanoActualizado a
El recuerdo de Simoncelli está muy presente en Misano.
MELA CHÉRCOLES

Hoy se cumplen diez años de la pérdida irreparable de Marco Simoncelli. El carismático piloto italiano mantuvo desde el inicio una intensa batalla con Álvaro Bautista, con pasadas y repasadas en varias curvas, hasta que se iba al suelo antes de completar la segunda vuelta, con la desgracia de que Valentino Rossi y Colin Edwards le pasaron por encima sin poder evitarlo. En ese instante, moría en la pista el piloto y nacía el mito, convirtiéndose en una figura inolvidable que en la actualidad da nombre al circuito en el que se disputa este GP de la Emilia Romaña. Nada hace que pueda regresar, pero su legado es eterno y está presente por todas partes en esta pista, empezando por el equipo de Moto3 que capitanea su padre, Paolo Simoncelli, y que lleva el nombre de SIC58 Squadra Corse.

Las efemérides permiten que nos acordemos de tiempos pasados, pero SuperSic está muy presente en el día a día de la afición motera. Diez años es una cifra redonda, pero se le echa igual de menos que hace un año o que el que viene. En todo caso, sirva este décimo aniversario de su muerte para rescatar una anécdota con él acontecida pocas horas antes de que perdiera la vida. Y es que, aquel 23 de octubre de 2011, AS tuvo oportunidad de hablar con Marco momentos antes de que se iniciara el warm up. Había un grupo de aficionados españoles presentes en el paddock que le solicitaron una foto y me pidieron que se la hiciera. El de Honda accedió encantado a posar con ellos y, con una sonrisa de resignación y asintiendo con la cabeza, me dijo: “¿Has visto, Mela? Los españoles también me quieren”.

Simoncelli lo decía porque aún tenía presente la que se había liado ese año con él en nuestro país, después de que tirara, sin querer, a Dani Pedrosa en Le Mans, tras dejarle sin espacio, y fracturarse el del Repsol Honda una clavícula en la caída. Antes de aquello, Lorenzo, el propio Pedrosa y Stoner le habían acusado en una rueda de prensa de Estoril de ser demasiado agresivo, sin razón entonces, porque aún no había liado en MotoGP ninguna como sí había hecho previamente en 250cc. Sin embargo, en Le Mans le dio la razón a sus detractores y se armó un follón importante. Como sería que la organización le puso escolta personal, guardaespaldas, a Marco cuando llegó la cita de Montmeló. Al italiano le pesaba que Pedrosa no hubiera aceptado sus disculpas y que le negara la mano cuando se reencontraron en Mugello. En aquella cita le enseñó a AS el sentido mensaje que le había enviado a Dani al móvil, pero lo hizo a un número que él no usaba y que nunca lo leyó.

El 58 tenía carisma y buen corazón, transformándose en un animal de carreras cuando se bajaba la pantalla del casco. Está por ver hasta dónde hubiera llegado su trayectoria mundialista, pero estaba en clara fase de despegue y tiene la pinta de que el título de 250cc no hubiera sido el único de su palmarés. Honda tenía mucha fe en él y se había empezado a ganar el cariño de la afición más allá de sus fronteras. En efecto, en España también había quien le quería y entre los que más lamentaron su fallecimiento estaba el propio Pedrosa, al que se vio muy afectado en aquel fatídico día de Sepang, hace justo hoy diez años.