3,7 kilómetros en un suspiro
AS vivió desde dentro el primer tramo del Rally de Italia, el ‘shakedown’, copilotando a Andreas Mikkelsen en el Citroën C3 WRC de Pirelli.
En medio de la caravana, un Citroën C3 WRC negro espera su turno. Por delante, Ott Tanak, Thierry Neuville o Takamoto Katsuta. Más atrás, Teemu Suninen o Dani Sordo, entre otros. Al volante, Andreas Mikkelsen, el piloto que está desarrollando los neumáticos del Mundial de Rallys para 2021 con Pirelli. A su derecha, uno de los tres afortunados periodistas que pudieron vivir desde dentro el primer tramo del Rally de Italia, el shakedown.
Uno a uno van arrancando los antecesores, hasta que llega el momento. Control de salida y comienza la cuenta regresiva hasta que el reloj se pone a cero y Mikkelsen pisa a fondo el acelerador engranando una marcha tras otra. Desde el asiento de la derecha casi no se ve nada, ya que está muy bajo para mejorar el centro de gravedad. Subiendo sólo se ve el cielo y las ramas de la vegetación mediterránea de Cerdeña, pero bajando se advierte la estrechez del camino.
Curvas muy lentas o pasos de ganado protegidos con balas de paja dan paso a vertiginosos toboganes en los que el piloto no duda a la hora de acelerar y engranar marchas mientras mueve el vehículo a golpe de volante y pisotones en el freno con el pie izquierdo, a pesar de que el coche casi ni cabe entre las ramas. En alguno de los rasantes el C3 emprende el vuelo sin que el 'chófer' pestañee, aunque su atribulado acompañante crea que el corazón se le va a salir por una oreja. Al pasar la meta, nos recibe el coche de Kalle Rovanpera volcado, un motivo más para la 'alegría'. Han pasado los dos minutos y medio más largos para el sufridor, pero los 3,79 kilómetros más cortos que se pueden hacer en un complicado camino de tierra.
Fue la puesta de largo de Pirelli como proveedor oficial de neumáticos a partir de la temporada 2021. En el rally de su país, los italianos desvelaron los compuestos que usarán los mejores volantistas del mundo a partir de la próxima temporada, una acción culminada en el Power Stage final, en el que Petter Solberg volvió a pilotar ese mismo Citroën negro, esta vez con Mikkelsen siendo el sufridor del asiento de la derecha y cantando las notas.