Por qué los libres del GP de Mónaco se celebran el jueves

"Creo que ya he contado esta historia muchas veces pero… sí, es muy raro pilotar en Mónaco por las mismas calles en las que cogía el autobús para ir al colegio". Charles Leclerc juega de local en Mónaco, "aunque hay pilotos todavía más famosos que viven por aquí". El joven piloto de Ferrari es quizá el protagonista este año, por su irrupción y proyección, de un gran premio especial para toda la parrilla, para los equipos, para los aficionados y, si cabe aun más, para los invitados VIP. Hay que ser muy importante para llevar un pase VIP en Montecarlo.

La carrera va al margen de todo, incluso de la propia F1. Habrá azafatas en la parrilla aunque se eliminasen en el resto de plazas, y aquí se paga un cánon simbólico por recibir a la F1 cuando en otros países se alcanzan las decenas de millones de euros. Aunque la mayor diferencia con respecto a otros grandes premios es el día en que se celebran los entrenamientos libres: el jueves. La festividad religiosa de La Ascensión ocupaba históricamente las calles con una procesión el viernes, aunque hace años que eso dejó de ser un problema para el Mundial y si aún se mantiene es por tradición, no por necesidad. De hecho, las categorías de soporte como F2 o Porsche Supercup corren el viernes. Además, así se aprovecha cerrando menos tiempo la pista para que los visitantes de fin de semana alcancen sus hoteles y el atasco del viernes no sea tan intenso.

"Es bueno tener un gran premio en casa, y durante el año se está muy bien, la gente está acostumbrada a los pilotos. Aunque este fin de semana es más complicado porque hay gente de fuera que obviamente quieren hacerse fotos y demás", describe Leclerc, un monegasco ilustre. Los circuitos urbanos son su especialidad, quizás algo tenga que ver que desde que tiene uso de razón forma parte del más legendario de todos. Este año se disputa la 77ª edición de un gran premio que cumple 90 años.