Dos motores. Con el primero incluso hubo bromas, con el segundo pocas ganas de hacer gracias. Fernando Alonso ha visto como dos de los propulsores de Honda le han puesto en problemas. El primero fue justo antes de la sesión clasificatoria y todos los mecánicos del equipo de Andretti, de los seis coches, ayudaron para cambiarlo en una hora y media. Salió, pero con un motor sin ajustar y que le pudo dejar sin pole. Después en la carrera rompió por completo y echaba aceite sin remedio ya en el garaje. Pero las sensaciones han sido distintas al F1.

Y es que Honda aquí tiene el mejor motor, el más potente, pero también el más frágil de todos. Rompieron diez en el último mes, tres en la carrera, el del español, antes el de su compañero de equipo Hunter-Reay y también el de Kimball. Chervrolet no rompió ninguno. En F1 tienen el más frágil y también el menos potente. De hecho Zak Brown declaró que "fue un shock que rompiera el motor de Alonso, aunque no fue una sorpresa, nos han vuelto a defraudar". Por Honda.

El de Indy estaba al límite, con todas las evoluciones para esta carrera y a algunos coches les rompió. Y eso que se construye aquí en Estados Unidos, aunque con la supervisión de la fábrica madre de Japón. Allí están felices, ganó Sato, un japonés por primera vez en Indy 500.