Daytona 500: llega la 59ª edición de la 'Gran Carrera Americana'
La mítica cita de Florida abre un nuevo año de la Nascar y recuerda a EE UU cómo sacó jugo positivo de los mayores contratiempos del siglo XX.
En la sinopsis del siglo XX en EE UU aparecen sin duda términos como ‘Gran Depresión’, gánsteres, ‘Crack del 29’, ‘Ley Seca’, sueño americano... Metiendo todos en una coctelera, el resultado que los une es la... Nascar y, por ende, su mítica carrera: la Daytona 500. William France, emprendedor superviviente de los duros años postdescalabro bursátil vio un filón en una profesión surgida bajo el amparo de delincuentes y contrabandistas. Para transportar cargamentos ilegales de alcohol surgieron especialistas al volante. Conductores arriesgados que recorrían las carreteras secundarias a gran velocidad con cargamento pesado.
Tras la abolición de la Ley Voltead en 1933, que prohibía consumir bebidas espirituosas, estos habilidosos expertos habían hecho de su talento una profesión y France lo sabía. Decidió organizar una competición de carreras de coches y en diciembre de 1947 nació la Nascar. El mítico óvalo de Florida estrenó la Daytona 500 el 22 de febrero de 1959.
Breve historia del nacimiento de la Gran Carrera Americana, la Super Bowl del motor, un evento que el domingo (20:00 horas en España) celebra su 59ª edición con 250.000 espectadores abarrotando las gradas, Chase Elliott en la pole y que, como es tradición, abrirá el calendario (1 de 36) de la Copa Sprint de la Nascar, ahora renombrada Monster Energy Nascar Cup Series.
Cuarenta pilotos soñando con un triunfo que les dé gloria eterna y les coloque en un palmarés con legendarios mitos como Richard Petty, Mario Andretti, A. J. Foyt, Lee Petty, Cale Yarborough, Dale Earnhardt (padre e hijo), Darrell Waltrip, Jeff Gordon, Tony Stewart o Jimmie Johnson. Nombres que hicieron grande una prueba cuya primera edición se decidió por 61 centímetros tras 61 horas de deliberación y la última vio como Hamlin ganaba por 11 milésimas a Truex Jr. Ni un parpadeo.
Igualdad, emoción, espectáculo, colisiones y, por supuesto, velocidad. 200 vueltas para vibrar con cuarenta stock cars al límite... mientras ondeé la bandera blanca. Vehículos que alcanzan los 340 kilómetros por hora y que aspiran romper algun día la increíble media que logró Buddy Baker para ganar en 1980: 285.809 km/h.
Espectáculo en la pista y fuera ya que el programa de actividades y eventos es casi infinito. Sin olvidar dos nombres que recibirián un reconocimiento especial el actor Owen Wilson, ‘Gran Marshal’ de la 59ª edición; y Mario Andretti, homenajeado al cumplirse 50 años de su triunfo. Es iniciador de la saga es el único piloto que ha ganado la Daytona 500 (único en la historia sin haber nacido en suelo norteamericano), la Indy 500 y el Mundial de F-1.