Fernando Alonso, diez años persiguiendo a Senna
El asturiano se convirtió en bicampeón tal día como hoy hace diez años en Interlagos y ya entonces quería ganar el tercero como Ayrton. Clasificación GP Azerbaiyán F1 en directo
Clasificación GP Estados Unidos F1 en directo
No digas que fue un sueño. Aunque lo parezca. Esas cosas que han sucedido y se ven tan lejanas, como el suicida que piensa que nunca hubiera sido posible ser feliz. Pasa a veces. Le ocurre a Fernando Alonso, un piloto de época, considerado el mejor del momento y uno de los más grandes de siempre, pero que lleva diez años sin ganar el título mundial. Y a pesar de todo sigue en el mismo sitio: persiguiendo una leyenda, buscando a Senna.
Aquel segundo título fue en Brasil, tal día como hoy, con ese Renault azul y amarillo, con un segundo puesto tras Felipe Massa, ganando al mejor de la historia para la estadística, Michael Schumacher. Después de su bicampeonato, el asturiano dijo esto: “Ir a McLaren y no correr nunca en Ferrari me recuerda mucho a Senna. Él ganó tres títulos y, para mí, retirarme con tres y hacer como él sería el objetivo en mi carrera”. Después de aquella carrera comenzaba su primera aventura con McLaren y tenía los mismos sueños que hoy, diez años después. Esto contaba el español desde el circuito de Austin en una entrevista con la BBC: “Ganar tres títulos sería maravilloso, por supuesto, ya que tendría los mismos que Ayrton Senna. Levantar otro título significaría ganarlo para McLaren-Honda, sería una muestra de todo lo que ha crecido este proyecto en tan poco tiempo. Eso sería lo más importante para mí”. Eso dijo ayer. Diez años después.
Entonces, viendo que un año había ganado a McLaren y otro a Ferrari, con un Renault, a Raikkonen, entonces el joven destinado a volar desde Finlandia, y a Schumacher y sus siete títulos, todo estaba diseñado para que en McLaren ganara el tercero consecutivo y desde ahí al infinito. Pero… Volvamos a 2006.
Esa temporada Alonso volvía a tener un gran coche, el motor V8 de 2,4 litros de Renault era potente y fiable, la aerodinámica perfecta para las nuevas dimensiones y los Michelin se pegaban al asfalto, siete juegos en lugar del compuesto único. Ganó cuatro carreras consecutivas entre la sexta y la novena de la temporada y solo tuvo dos abandonos ese año. Pero Ferrari y Schumacher despertaron. Se prohibió el mass damper, una especie de tercer amortiguador milagroso de Renault, se eliminó la norma del neumático único, el astur fue sancionado en Italia y llegó al circuito con el pulgar hacia abajo, (“la F-1 no es un deporte”) y llegaron a Japón igualados a puntos tras la victoria de Fernando en China. Ahí el motor del Ferrari rompió y a Schumacher solo le valía la victoria en Interlagos. Pero intentando adelantar a Fisichella reventó una rueda, volvió decimoctavo y acabó cuarto. Alonso fue segundo y ganó el título. Estaba más cerca de Senna. Tanto como ahora…