Ricciardo dedica la victoria a la memoria de su amigo Bianchi

Todo el mundo se alegra por Daniel Ricciardo. Todos. Quizá haya alguien que no en el paddock de la Fórmula 1, pero no es buena persona. Porque el australiano es un tipo querido por todo, adorado por algunos y su inmensa sonrisa hace mejor al que está con él. Es así.

Tras ganar la carrera de Malasia volvió a demostrar la clase de persona que es. Primero hablando de su familia: "Quiero agradecer todo esto a mis padres. No están aquí este fin de semana, pero sin duda sin ellos nada sería realidad. Creo que hacer las cosas simples, la manera en que me han apoyado en mi crecimiento, he tenido una buena enseñanza y eso me ha ayudado a llegar a este momento. Y también mi hermana".

Y después se emocionó cuando quiso dedicar el triunfo a un amigo que ya no está: "Pero quiero dedicar esta victoria también a Jules Bianchi. Estaba esperando a ganar otra vez para dedicárselo. Mi vida cambió después de aquel incidente. Estoy muy agradecido por lo que tengo. Y se lo quiero dedicar a él". Grande, muy grande Ricciardo, acordándose de un muchacho del que era amigo y que se hizo piloto de carreras junto a él en las categorías inferiores.

Después también tuvo palabras para un momento especialmente duro de la temporada cuando se le escapo el triunfo en Montecarlo tras un error de su equipo y veníamos de una victoria de Verstappen: "Después de Mónaco, en particular, sentí una mezcla de emociones. Era algo difícil de aceptar, pero por otra parte sentí que habíamos aprendido mucho como equipo. Y como persona todo aquello me hizo más fuerte, creo que solo he mejorado desde entonces". Uno de los grandes, Daniel Ricciardo.