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Los 68 grados de Márquez en Brno resultan insuperables

Lo llevó a cabo el 18 de agosto de 2014, en un test posterior a la carrera de MotoGP, y salvó la caída con la Honda de manera milagrosa.

Los 68 grados de Márquez en Brno resultan insuperables
Mela Chércoles
Mela Chércoles nació en Madrid en 1975 y accedió a AS en 1996. Es enviado especial a los GGPP de Motociclismo desde 1999. Colaborador de la SER. Licenciado en Periodismo por el CEES, en la actualidad UEM. También ha cubierto el Dakar en 2004, la información del Real Madrid y la Selección Española de fútbol.
Madrid Actualizado a

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Uno de los grandes atractivos del motociclismo son las inclinadas de los pilotos sobre sus monturas para desafiar las curvas, verles arrastrar la rodilla por el asfalto y, desde la llegada de Marc Márquez a MotoGP en 2013, también el codo. El primero en sacar rodilla en el Mundial fue Jarno Saarinen, a finales de los 60, conocido como el finlandés volador, procedente de la tierra en la que arrancó la moda de poner la rodilla sobre el asfalto y tumbar más la moto de lo acostumbrado hasta entonces. Y fue su compatriota Teuvo Lansivuori el primero que hizo cada curva del Mundial con la rodilla en el suelo. Años más tarde este estilo se impuso definitivamente con el desembarco de Kenny Roberts, el marciano, a finales de los 70, teniendo continuidad con sus compatriotas Sepencer, Lawson, Mamola y demás.

El paso de las décadas ha mantenido la rodilla en el suelo de manera inalterable, pero lo que nadie podía imaginarse es que algún día llegaríamos a ver una imagen como la que deparó Márquez el 18 de agosto de 2014, con un ángulo de inclinación de 68 grados sin acabar en el suelo. Resultó fruto de las manos mágicas del ilerdense y también de la suerte, porque estuvo prácticamente en el suelo durante unos instantes antes de recuperar la verticalidad. Evidentemente, no resultó práctica una tumbada tan inverosímil, pero las fotos captadas de ese momento por el fotógrafo Tino Martino, de la agencia Milagro, dieron la vuelta al mundo. Fueron 68 grados de infarto durante una jornada de test posterior a la carrera checa y que permanecen como récord de inclinación sin caída absolutamente insuperable.

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