Loeb brilla, Sainz tropieza y el barro hunde a Roma
Sebastien abrió el doblete del equipo Peugeot junto a su compatriota Peterhansel. Carlos cedió once minutos por un problema de motor, y Nani 46:48 al quedarse atrapado.
"Me he visto con el culo en el barro”. La frase es textual, de Sébastien Loeb, tras bajarse de ese Peugeot 2008 DKR que será su oficina durante la primera quincena de enero. Y al escucharla, uno pensaría que la jornada no le fue bien al nueve veces campeón del mundo de rallys. Todo lo contrario. Ganó la etapa, firmó junto a Peterhansel (a 2:23) el doblete de la marca del león (Vasilyev fue tercero a 2:38) e hizo que las previsiones de la primera semana, esas que hablaban de un recorrido a medida del Mini, se fueran directamente a la papelera. Mientras, las dos grandes bazas españolas pisaban en falso: Carlos Sainz, debido a un problema de motor, y Nani Roma, por culpa del barro.
“Los espectadores me han hecho gestos, pero me he metido de lleno en un lodazal. Estaba perpendicular a la pista, con el morro del coche hacia una valla de alambre. Hemos acelerado, luego dimos marcha atrás, y perdimos unos dos minutos. Y luego cedimos alguno más”, proseguía Loeb. Y nos preguntamos: ‘¿De no haber sido por esos problemas, qué tiempo habría firmado en la etapa?’. Da igual, las matemáticas no suman bien en la arena, el tiempo es el que es y en el Dakar todos tienen problemas. Como ayer.
Las tormentas habían obligado a recortar la etapa entre Villa Carlos Paz y Termas de Río Hondo: de 510 kilómetros a 387. Y el kilómetro 112 le sonó a 113 a Sainz, que en ese punto vio cómo el motor de su 2008 DKR se paraba. De repente. Hubo que resetear, ya saben, el recurso mágico, y el coche volvió a cobrar vida. El Peugeot recuperó el paso y Carlos protagonizó una gran segunda parte de la especial que finalmente le hizo ceder once minutos y tres segundos respecto a Loeb.
Mayor peaje pagó Roma. En su caso, en el km 183. “Me he tirado a la derecha porque a la izquierda había un coche parado, pero allí había fotógrafos y cámaras. Para no atropellarlos me tiré hacia fuera y el coche quedó plantado en el fango. Luego llegó mi compañero Orly (Terranova) y también se encalló, aunque nos ayudamos mutuamente a salir de allí”, decía el piloto de Mini, que cedió 46:48 al final de la etapa. El barro también hundió las aspiraciones de otros pilotos punteros como Robby Gordon (a 17:37 del vencedor), el mencionado Terranova (a 29:36) o Xevi Pons (a una hora y 33 minutos). El lodazal fue la trampa. Ya saben, como en la fábula, “presas de patas en él”.
Y, mientras, Loeb saboreaba su primera victoria en el Dakar. Lo hacía con Peugeot, que con una mano le abrazaba a él y con la otra a Peterhansel. Despres también provocaba el chapeau de los mecánicos con su elogiable séptimo puesto. Lástima que por el problema de Sainz la fiesta no fuera completa en chez Peugeot. Pero lo de ayer sólo es una etapa. Y queda tanto por contar.
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