Laia Sanz: “Soy como un gato, no me gusta el agua”
Sanz, novena en la edición de 2015 y que afronta su primer Dakar con el equipo oficial de KTM, no ve con muy buenos ojos la lluvia prevista para las etapas de Bolivia.
—Es su primer Dakar de naranja KTM, que en esta carrera son palabras mayores. ¿La mejor garantía?
—Sí, está claro. Soy muy feliz. Estos días previos ha habido muy buen ambiente en el equipo, estoy alucinada por cómo lo tienen todo organizado, las gestiones previas que normalmente se hacen muy largas, las facilitan bastante. Se nota la experiencia del equipo oficial de KTM, además de por la respuesta de la moto, por este tipo de detalles. Todo ayuda.
—Se fueron los dos reyes de la categoría, Despres y Coma, y ahora buscamos relevo. ¿Cómo ve el panorama?
—Creo que hay muchos gallos, tanto en mi equipo, donde creo que eso está muy bien gestionado, como en otros. Es una incógnita, todo está abierto, hay muchos candidatos para estar arriba, peleando por las victorias de etapa y por el triunfo final. Va ser una edición muy divertida.
—¿La preparación del Dakar ha ido como pretendía? ¿Ha competido lo que necesitaba?
—Bueno, cuando llega el Dakar siempre piensas que te hubiera gustado entrenar dos meses más, pero eso es algo que le pasa a todo el mundo. Me encuentro mejor físicamente que el año pasado, la moto va muy bien, pude hacer un rally en Turquía y dos en Marruecos. He podido completar muchos kilómetros y eso me permite ser positiva. Pero luego, aquí pasan mil cosas, muchas de ellas completamente imprevisibles. Por ejemplo, esperemos que no llueva.
—Pues hemos tenido chaparrones en Buenos Aires y se augura que habrá agua durante la carrera. Bastante...
—Sí, y la odio. Soy de secano. Soy como un gato, que no le gusta nada el agua. Pero aquí lo importante es salir bien preparada psicológicamente para todo lo que pueda pasar, porque vamos a encontrarnos con días de agua, días de mucho calor, con condiciones muy adversas ante las que hay que ser muy fuerte mentalmente. El único consuelo es que el recorrido y el desafío es igual para todos.
—¿Alguna piedra especialmente grande en el camino, alguna etapa marcada en rojo?
—Tiene pinta de que a partir del cuarto día empezará a moverse realmente la cosa. Estas primeras etapas van a ser muy rápidas, creo que va a ser difícil para mí, porque hay muchos pilotos muy rápidos que a lo mejor no tienen tanta experiencia, pero en caminos todo el mundo corre. Pero ojo con tomar demasiados riesgos. Y a partir del cuarto día entrará más en juego la navegación, también la altura. Y, obviamente, en la segunda semana, los tres días en Fiambalá van a ser muy duros.
—¿El noveno puesto del Dakar 2015 es superable?
—Es muy difícil.
—La gente quiere incluso que usted gane algún día.
—Es imposible que pueda ganar el Dakar en moto y hay que ser realista. Tengo que marcarme objetivos cada año. Yo, para esta edición, me marco estar en el Top-15, algo que, con el nivelazo que va a haber, es un objetivo ya de por sí difícil.
—¿En qué se da cuenta de todo lo que ha crecido desde 2011, desde su debut en el Dakar? ¿En cómo la miran el resto de pilotos?
—En todo, también en eso, pero realmente en todo. En la competición, en el modo de pilotar, pero sobre todo en lo que rodea a la carrera. En que no estás cohibida, te sientes como en casa; por ejemplo, recuerdo el primer año, iba con miedo a todas partes. Ahora lo afrontas con seguridad. Y eso se agradece luego en la moto.