El circuito que vio nacer a Fernando Alonso está en venta
Tras cuatro décadas fomentando el deporte del motor, Arquímedes Ortiz, propietario del trazado de Soto del Real, ha decidido jubilarse.
La pista que vio nacer a Fernando Alonso como piloto, y también a Andy Soucek, Antonio García o la añorada María de Villota, entre otros muchos, está en venta. El circuito de Soto del Real, una de las instalaciones permanentes pioneras en España, busca comprador tras cuatro décadas de promoción del automovilismo a través del kárting. A sus 78 años, Arquímedes Ortiz, su propietario, busca alguien que dé continuidad a su iniciativa.
Hablamos de todo un pionero, que lleva más de medio siglo involucrado en el kárting. Primero como piloto, con siete títulos madrileños, un subcampeonato de España y multitud de participaciones internacionales. Pero en aquella época en nuestro país se competía en las calles de los pueblos, entre bordillos, sin ninguna seguridad, que fue lo que llevó a Arquímedes a montar el circuito permanente de Soto, pionero en nuestro país junto al de Jaime Ampurdanés en Barcelona.
El 13 de junio de 1976 era inaugurado por Fernando de Baviera, entonces presidente de la Federación Española de Automovilismo, y en él se han disputado casi tres centenares y medio de competiciones internacionales, nacionales y regionales. Luego llegó el boom del kárting, en parte promovido precisamente por el éxito de uno de los pilotos que allí se formaron, Fernando Alonso, y la pista dejó de organizar competiciones, centrándose en la parte más comercial. “Las carreras no son negocio”, se lamenta Arquímedes, que recuerda cuando los Alonso padre e hijo llegaban allí el viernes de competición y les dejaba acampar en sus terrenos.
A sus 78 años, a pesar de que sigue en plena forma, se ha cansado de pasar sus fines de semana pendiente de su circuito, y por eso lo ha puesto en venta. “Pero no quiero que caiga en manos de cualquiera. Me gustaría que lo adquiriera alguien que le dé continuidad a nuestra tradición deportiva”, asegura Ortiz. Son 22.000 metros cuadrados, con un circuito de 980 metros, boxes, cafetería y múltiples posibilidades. Incluso, con algo de inversión, se podría recuperar para organizar competiciones de nuevo. “Porque el piso está en perfecto estado. Tan sólo necesita un ligero reasfaltado”, reconoce Arquímedes, un pionero del deporte.