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MUERTE DE DANI RIVAS Y BERNAT MARTÍNEZ

"Dani era bromista, pero el más profesional de todos"

"Se fue allí pues en España no hay dinero", dice Eduardo Salvador, mánager de Rivas en el Boxmotos.com easyRace del FIM CEV Repsol.

Madrid
Eduardo Salvador (izda), junto a Dani Rivas.

-La noticia la conoció en la distancia, con toda la incertidumbre sobre el accidente y el estado de Dani. ¿Sintió impotencia?

-Estaba viendo la carrera en directo por el ordenador, hablando por teléfono con la hermana de Dani, Lorena, con quien solía seguir las competiciones. Y cuando vimos las imágenes ya me temí lo peor. Dani estaba tirado en medio de la pista, pero no teníamos informaciones, no sabíamos nada, estaba boca abajo y no se movía. Luego supimos que le llevaron en camilla al centro hospitalario del circuito, iba sin respiración. Y allí dicen que lo reanimaron y lo llevaron en helicóptero al hospital.

-¿Estaba él solo?

-No, al hospital llegó su novia, Belén. Fue corriendo pero en el hospital no le decían nada, estuvo dos horas esperando sin que le dieran información. Llegó un momento en el que no sabía si en ese hospital estaba Dani o estaba Bernat (Martínez). Les decían que el piloto que estaba en ese centro estaba muerto, pero que el que estaba en el otro estaba vivo... Algo terrible. Belén me dijo que la trataron fatal, que no la decían nada por más que preguntaba. Estaba con la novia de Bernat, Marieta, las dos llorando. Y a las dos horas, se puede imaginar en qué estado de nervios, les dijeron que el piloto del otro hospital también había muerto. Y fue entonces cuando salió el doctor y habló con ella, le dijo que Dani había muerto, que tenía la cabeza muy afectada y el corazón no había aguantado. Pero no le dieron ningún papel, ni ningún informe. Nada de nada.

-Parece un lugar común en esta historia la escasa información que facilitaron a Belén, el poco tacto de los servicios médicos. ¿Cierto?

-Pues sí. Tras esas dos horas salió el doctor y le dio el pésame, pero estuvieron dos o tres horas sin saber absolutamente nada.

-Hace dos semanas, usted vivía con Dani la pole y su podio en MotorLand, en el FIM CEV Repsol. Supongo que esa imagen no le ha abandonado en toda la madrugada...

-No, es una imagen que está tan cerca... El pobre Dani no podía entrenar, porque nosotros no tenemos dinero en el equipo para dos pilotos. Íbamos a correr con Dani este año, porque el  pasado lo hizo muy bien a pesar de ir con los neumáticos Dunlop, y este año eran monogoma y todo el mundo sabía que con esos neumáticos, Dani estaba para ganar o quedar muy arriba. Íbamos a correr con él, le habíamos subido el sueldo y entonces llegó un inglés, que no sabíamos de dónde había salido, y le ofreció un contrato estratosférico, con wild card de Superbike, el oro y el moro, camiones, dos millones de euros de presupuesto en el equipo... de todo. Y Dani, que es un piloto profesional cien por cien, me lo dijo, y tuvimos que aceptarlo. No tenía que irse a Inglaterra, podía seguir viviendo en Moaña, era una oportunidad para él.

-Pero...

-Pero según llegaba la fecha, el dinero no aparecía, el inglés le daba largas, y ya una semana antes del FIM CEV Repsol en Portimao, yo hablé con él, le dije que si quería venir al equipo yo hacía un esfuerzo. Y me dijo que sí, porque estaba hundido al no salir aquel proyecto, no salía de casa, ni de fiesta, no tenía dinero aunque no se lo decía a la gente.

-¿Cuántas carreras disputó antes de MotorLand?

-Primero en Portimao, hizo dos quintos, porque es un circuito muy difícil y no había probado ni las ruedas ni la moto. A Montmeló también fue directamente sin entrenar, y podía haber sido segundo si no se hubiera caído por un problema del freno, que la bomba perdía presión. Y en MotorLand no pudo salir a la primera tanda, y ya en la primera calificación hizo la pole, con un tiempazo y ganando a todos los que habían entrenado dos días allí. Eso demuestra que era muy bueno. Al final, en carrera, le pasó Carmelo Morales y fue segundo.

-¿Fue la última vez que lo vio?

-No. Desde Alcañíz se vino a mi casa, a Madrid, se quedó unos días y desde ahí cogió el vuelo para Los Ángeles. Y el miércoles tenía previsto quedarse en mi casa otra vez hasta el domingo. Íbamos a ir a Albacete para que conociera el circuito, porque nuestra próxima carrera es allí.

-¿Las puertas de la MotoAmerica, cuándo se le abrieron?

-Era un proyecto y un equipo nuevo, para montar allí un taller especializado en carreras de BMW, y ficharon a uno de nuestros mecánicos y a través de él a Dani para probar en esta carrera. Le pagaban un sueldo bueno, el viaje y todo, y Dani quiso probar a ver si podía hacer carrera en Estados Unidos. Porque aquí, en España, no hay prácticamente dinero en los campeonatos que no sean MotoGP.

-Quedémonos con lo mejor, con el recuerdo de Dani. ¿Cómo era?

-Nadie hablará mal de él, ya verá usted. Era una persona de estas que inmediatamente te transmiten alegría, siempre de buen humor, siempre con bromas, pero el más profesional de todos. Muy metódico, entrenando siempre. En el paddock todo el mundo le quería, su padre es una eminencia allí. Dani nunca puso ningún problema. Lo tenía todo para triunfar, pero ha tenido muy mala suerte, con muy malas decisiones deportivas en su vida.