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Checa: “Coma me preguntaba si volvía de una guerra”

Carlos se estrenó en el cross-country en Cerdeña, donde acabó. Pero descarta retos mayores: “Sé que hablan del Dakar, pero nada de eso”.

Madrid
Checa y Coma, en Cerdeña.
APPHOTSPORT

-La historia suena a título de libro: 'Todo empezó en Iquique'

-Más o menos. Ya había estado con Marc Coma en Marruecos hace años y siempre me había atraído este tipo de carreras. Pregunté dónde empezar a probar suerte y me dijeron que podía hacer alguna carrera del Campeonato de España o el Motorally italiano. Pero también me apuntaron que, si me gustaba el desierto, el Rally de Merzouga era el mejor sitio. Me apetecía seguir un poco el Dakar y allí conocí a Edo Mossi, organizador del Merzouga. La idea era hacer alguna prueba menor y cuando todo eso trascendió los del Rally de Cerdeña me invitaron.

-Y allí que se fue.

-Sí, pero antes, con el equipo Beta de Dirt Racing, que es una estructura italiana, hice una carrera del Campeonato Italiano, sobre todo para aprender navegación, porque las notas están muy cerca y es un tipo de recorrido muy diferente al que te puedes encontrar en el Dakar, o incluso en el Rally de Merzouga. Competí en esa prueba para conocer la moto, el equipo y cómo afrontar un raid, el nivel de tensión y las pautas a seguir en este tipo de competiciones. Es decir, hacer el roadbook, marcarlo, cumplir los horarios, incluso dormir en tienda de campaña.

-Y así llegó a Cerdeña. ¿Le costó adaptarse?

-Sí, porque para mí era todo nuevo, se trata de una prueba del Mundial, no lo olvidemos. Pero al final salí adelante y acabé. Me metí algunas tortas guapas, una vez caí por un barranco, esquivando árboles... ¡si quiere saber los minerales y la vegetación de Cerdeña, pregúntemelo, porque he conocido bastante! Pero la verdad es que me gustó mucho la experiencia, vivir esa aventura. Cada vez fui navegando mejor, manteniendo la atención, porque lo importante es saber cuándo lees y cuándo pilotas. Sucede que a veces vas pilotando, no te queda clara la nota, vuelves a mirar y es entonces cuando surge la piedra que te espera o una curva que no ves. Y además son muchas horas, todos los días cinco o seis en moto. Y luego llegas, tienes que preparar la moto, alimentarte, ducharte, preparar el roadbook, conocer los horarios... Son seis días muy intensos. Algún día no encendí el teléfono, sólo quería descansar.

-Es decir, intenso pero gratificante.

-Sin duda, muy positivo. Si ahora me volvieran a invitar, volvería a ir. Eso sí, hay que ir muy atento, la velocidad no es muy alta comparada con lo que hacía yo antes, pero te encuentras muchos obstáculos en el camino. Una vez, por ejemplo, por una trialera me encontré dos jabalíes, ahí en medio. Es otra manera de ir en moto, de competir.

-¿Qué es lo que más disfrutó sobre ese tipo de moto?

-Me gustó la sensación de libertad, vas siempre solo y si te pasa algo, pues espabilas. A mí dos veces se me quedó la moto en un barranco y se pararon dos pilotos a ayudarme. Si no, hubiera tenido que esperar a que se terminara la carrera, porque yo solo no la podía sacar de allí. Además me fui con un dedo fisurado; me lesioné haciendo trial, pero me puse una férula y fui a Cerdeña. Luego también existe el peligro de que pierdas, entonces debes tener cuidado al volver. Vas en sentido inverso a la carrera.

-¿Y lo que más le cautivó de la competición?

-Primero, que es todo nuevo para mí, estás aprendiendo y observando todo el tiempo. Y segundo, que no hay ninguna curva igual, no es aquello de un circuito en el que estás dando vueltas y vueltas. Aquí todo es diferente, todo va cambiando. Y por último, disfrutas cuando aprendes a navegar, cuando anticipas lo que vas leyendo en el roadbook. Entras en una curva y ya estás mirando la otra. Lo bueno es eso, que no vas por detrás de la nota, vas por delante. Y a nivel mental, lo bueno ha sido competir sin ninguna necesidad de querer demostrar nada, ni de estar preocupado por el resultado. Mi resultado era terminar, pasármelo bien y aprender. Y cuando vas con esa mentalidad disfrutas mucho más, porque a mí, terminar el veinte o el treinta me daba igual. Evidentemente quería hacerlo lo mejor posible, porque para mí era un reto, pero el resultado concreto no condicionaba.

-¿Ha habido bromas, le trataban bien Marc Coma y compañía?

-(Risas). Bueno, Marc me decía: 'Parece que vuelvas de una guerra, tío'. Me vio con el brazo morado, el dedo roto, unos arañazos en la espalda… me preguntó: '¿Pero te ha atacado el jabalí?'. Pero la verdad, ya en serio, me dieron mucho ánimo todos los pilotos.

-¿La siguiente cita será en Merzouga?

-Lo que no voy a hacer es meterme ahora de lleno en ese mundo, ni mucho menos. Seguramente en septiembre haga una prueba del Campeonato Italiano, al sur de Roma, y en octubre, que coincide con mi cumpleaños, tengo en mente ir al Rally de Merzouga. Es una carrera de navegación muy exigente, incluso más que el Dakar, la velocidad es más baja y la logística es mucho más fácil, duermes siempre en el hotel, no hay etapas de transición como el Dakar, y es el rally que me ha aconsejado todo el mundo. Así que me implica muy poca inversión de tiempo. Van a ir algunos amigos de Italia, un grupo para disfrutar. Lo veo interesante porque en este tipo de carreras al final aprendes a ir despacio, en el sentido de que cuando quieres correr vas para atrás. Me dicen: 'Lo peor es cuando corres al revés'. Y digo, sí, esto no me había pasado nunca. Es bueno aprender a gestionar las carreras, no equivocarte en la ruta para no tener que retroceder, en sentido inverso al resto de pilotos, todo ese tipo de cosas. Y ahora mi plan es ese, nada más, sé que alguno ha hablado del Dakar... Nada de eso, olvídese, eso es una inversión de mucho tiempo, de preparación, y ahora no estoy en eso.

-Tiene bastante con ese bautismo en los raids, aunque hay algún conocido suyo, como Max Biaggi, que ha vuelto a subirse a la Superbike. ¿Qué piensa?

-De cara al campeonato está bien, porque dio mucho que hablar. Por otro lado, para Max resultó positivo porque volvió a subirse a la moto, se vio compitiendo. Creo que lo hizo muy bien.

-Y anima un campeonato que Jonathan Rea lleva camino de hacernos aburrido...

-Sí, se ha juntado una muy buena moto y estructura de equipo como Kawasaki, con un piloto con las mejores maneras para estar delante. En definitiva, se han juntado la mejor moto con el mejor piloto.

-Y a sus otros familiares, los de MotoGP, ¿cómo los ve?

-Sorprende lo de Márquez y en estos momentos veo a Lorenzo como el más rápido. Si no pierde ese equilibrio que tiene con la moto, ese paso por curva en el que ahora es superior a todos, será muy difícil de batir. Tiene una gran técnica, una manera de llevar la moto que no tienen los demás. Rossi está ahí, aguantando, sacando el máximo y creo que tiene mucho mérito, y lo realmente sorprendente es lo de Marc después de lo que vimos los dos pasados años. Que le cueste tanto alcanzar esa compenetración que tenía con la moto. En cuanto a Dani, es una lástima que el problema físico le haya dejado descolgado. Y también me han sorprendido positivamente las Suzuki y las Ducati, que animan el campeonato y demuestran que en una carrera pueden dar la sorpresa.

-¿Quién le iba a decir que a los 42 años iba a aprender a ir en (otra) moto?

-Siempre se aprende. No hay tiempo para saberlo todo en esta vida.