Schwantz: un profesor de lujo para la escuela de Pont Grup

Entre las particularidades que hacen tan especial al circuito Ascari de Ronda, en Málaga, se encuentran sus sinuosas chicanes. Hasta tres hay... Lo que vienen siendo dos curvas consecutivas en forma de ese que a muchos nos evocan a la del circuito japonés de Suzuka, ese legendario punto donde Kevin Schwantz solía montar el numerito con Wayne Rainey como víctima propiciatoria tantas y tantas veces... Pues bien, el pasado domingo, AS tuvo la oportunidad de rodar junto al célebre 34 en ese trazado malagueño cuyas 26 curvas son al mismo tiempo un deleite y un desafío, teniendo la inmensa suerte de contemplar en alguna ocasión a rueda del texano la facilidad, destreza y categoría con la que bailaba sobre su Suzuki en la chicane de atrás. Mi pensamiento se trasladó inmediatamente a Suzuka 89, una de las mejores carreras de toda la historia, y por un instante pareció que no hubiera pasado el tiempo. ¡Era Kevin pilotando!

Es cierto que el tiempo ha pasado, que Kevin tiene ahora 50 años y que cumplirá los 51 en nueve días, pero... ¡cómo tira todavía la moto! Plis, plas. De izquierda a derecha, o viceversa. Viéndole parece, fácil, pero no lo es, aunque él intente que nos lo resulte. El campeón de 500cc de 1993 estuvo en Ascari como integrante del grupo de monitores del curso de conducción segura que impartió el Club Pont Grup, que también contó con la colaboración de la ‘Cardoso School’, la escuela del ex mundialista José Luis Cardoso. “Esto es un curso de conducción segura en el que hay que divertirse y la primera forma de divertirse es yendo seguro. Y eso es algo aplicable para el circuito y para la calle”, aseguraba Schwantz cuando se dirigía a los cursillistas.

Sabias palabras dignas de tener en cuenta, pero estando en un circuito, sin los peligros de la carretera, y sin poner en peligro a nadie, no hay motero que no intente buscar sus límites y para esos también el consejo de la leyenda: “Que nadie procure ganar cinco segundos en una sola vuelta. Hay que ir paso a paso, de medio segundo en medio segundo. Lo hace hasta el propio Rossi en las carreras. Él no sale atacado sino que deja que pasen las primeras vueltas y luego va imponiendo su ritmo constante”.

De todas las virtudes que coronaron a Schwantz como uno de los más carismáticos, a pesar de contar con sólo un título mundial, destaca su capacidad para las frenadas increíbles. Sin ánimo de querer emularle, forzaba la frenada al final de la recta de meta, a veces tanto que llegué a firmar un recto, por lo que acudí a pedirle consejo y su respuesta no pudo ser más concreta: “La clave no es frenar más tarde o más fuerte sino hacerlo en el punto exacto en el que hay que hacerlo, porque eso es lo que te permitirá entrar bien en la curva y salir rápido de ella. Hay que conseguir pilotar fluido”. No hubo más rectos a partir de las palabras de este profesor de lujo a lomos de la Yamaha MT09 de la escuela. Gracias crack.