Uyuni dio la gloria y también hizo abandonar a Joan Pedrero

Acabó la exhibición de Joan Pedrero. El grandullón musculoso de Canet de Mar (Barcelona) se retiraba ayer en un Dakar en el que ha dejado boquiabierto a más de uno. Con una Yamaha privada no sólo ha sido capaz de imponerse a las oficiales sino que también ha ido más rápido que algunas KTM y Honda. Su día de gloria fue el de Uyuni, ese lago salado en el que no se debió correr, donde acabó segundo y casi gana la etapa: sólo 11 segundos le separaron del vencedor, el chileno Pablo Quintanilla. Pero la sal de Uyuni que le dio la gloria, también fue el motivo de su abandono.

“Yo tuve suerte el día de Uyuni”, explicaba ayer aún muy disgustado. “Como me sacaron mucho los de cabeza, tuve tiempo de pensar y paré a limpiar mis radiadores de sal. Y así pude salvar el motor, pero no otros elementos. De hecho, nuestro abandono ha sido producido por los efectos de esa sal en la bomba de gasolina, que ha sido lo que se ha roto y nos ha obligado a parar”.

A pesar de que ése fue su día de gloria, Joan asegura: “Nos hicieron correr en el Salar sí o sí. No les importaba lo que nos jugáramos. Porque allí nos jugamos todo, la carrera y la vida, que es lo que más importa. Sí, acabé segundo, pero luego ves lo que has arriesgado y se te quitan las ganas. Hubo un momento que me pasó un helicóptero y al mover el agua hice un acuaplanning que casi me la pego”.

Tal era su enfado que no dudaba en afirmar: “Ahora no quiero ni volver a oír hablar del Dakar. Supongo que cuando lleve unos días en casa se me pasará”. Aunque, cuando se lo piensa un poquito, reconoce: “El balance es bueno, aunque no hayamos podido culminar el resultado. Hemos estado peleando frente a dos equipos que gastan mucho dinero, que hacen muchas pruebas. Son como la Fórmula 1”.

Precisamente esta escalada entre KTM y Honda le hace reflexionar a Pedrero: “Quitaron las motos de 650cc para intentar igualar, pero ahora ya vamos con las 450 más rápido. No sé qué van a tener que hacer, si limitar aún más la velocidad máxima o qué, porque los demás no podemos pelear frente a ellos”.