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DAKAR 2015 | COCHES

“Toda mi pasión por el motor nace cien por cien de mi padre”

Boris Garafulic Litvak pilota un Mini del X-raid y es hijo de la leyenda del motor chileno Boris Garafulic Stipicic. Cambia la corbata por el gran rally.

Madrid
Garafulic, el chileno que pilota un Mini.
X-RAID

—Vuelve a pilotar un Mini X-raid. En el Dakar 2014 acabó undécimo, lo celebró en el podio de Valparaíso con todos los chilenos. ¿Cómo afronta su quinto Dakar?

—Creo que este año sigue igualmente dura la parte de delante, los quince o veinte coches punteros, pero el Dakar es una carrera larga y se requiere consistencia, usar mucho la cabeza. La etapa maratón va a introducir un elemento nuevo en nuestra categoría, que puede cambiarlo todo. Nosotros nos hemos caracterizado por ser un poco más cuidadosos, no somos de los que destrozan los coches y generalmente llegamos con él en bastante buen estado. Por eso creo que el asunto de la maratón nos puede acomodar un poco más respecto a los demás.

—Cambia de copiloto, Gilles Picard se le escapó para hacer de tutor de Cyril Despres...

—Desde luego que mejor ayudante no va a tener, además los dos son franceses, va a caminar bien por ahí Cyril.

—¿Y cómo va la química con el portugués Filipe Palmeiro?

—Filipe está muy involucrado en el tema mecánico, se maneja muy bien, y al ser más joven está con mucha motivación y entusiasmo. Al final los cambios son para mejor y es importante tener a alguien que controle la parte mecánica. Con él lo hemos logrado.

—El expresidente de Colo Colo, Hernán Levy, fue quien le dio el empujón para el Dakar. ¿Agradecido para siempre?

—Soy muy amigo de Herná, muy, muy amigo, y los dos siempre tuvimos la pasión por los coches y por el Dakar. En un momento nos planteamos la aventura de hacer el Dakar, yo con mi hijo y él con su hija, los cuatro. Y él hizo toda la gestión de averiguar, de revisar el equipo, pero al final por temas personales él no pudo participar y yo tomé la decisión de seguir con el proyecto solo, de ahí viene mi primera participación. Desde entonces he hecho buenos amigos, como Nani (Roma) o Stéphane (Peterhansel), con mucha gente agradable, y la verdad es que disfruto.

—¿Qué hay de Boris Garafulic Stipicic en Boris Garafulic Litvak?

—Mucho, la mayor parte... Él es el culpable de donde estoy hoy día. Toda mi pasión nace cien por cien de mi padre, fue un gran piloto en Chile, y yo siempre le di vueltas a los coches, estuve involucrado en muchas cosas, hasta que la final me aventuré a correr el Dakar. De todas las cosas que he hecho es la que más me ha llenado, pero todo nace de mi padre, absolutamente todo.

—A él le decían ‘el Maestro’... ¿El alumno va en la línea adecuada?

—Al final lo estamos haciendo razonablemente bien, porque estamos metidos casi en el grupo de los puros profesionales, y en mi caso, mi vida y mi mundo lo dedico a mi oficina y a otras cosas, no vivo todo el día subido al coche. Pero estoy satisfecho. El año pasado, por ejemplo, en la etapa de Copiapó llegamos sextos, pero desafortunadamente tuvimos un par de situaciones que están fuera de lo normal y que nos afectaron mucho. Una de ellas, un problema de salud muy complejo de Gilles en la espalda, incluso existió la posibilidad de abandonar la carrera. El Dakar viene, como yo digo, con lo bueno y lo malo todo junto. No puedo decir, ‘si todo hubiera funcionado bien y nada malo estaría primero’. Es que eso no existe. Así que si eliminamos algún asunto extraordinario, alguna cuestión seria de salud, por ejemplo, creo que deberíamos mejorar el resultado.

—¿Cómo ve la lucha por el título?

—Mini tiene la experiencia y ha ganado los últimos años. El Peugeot es todavía un coche nuevo, con muchos recursos, pero existe un interrogante en cuanto a su fiabilidad, mientras que los Toyota están yendo muy rápido. Creo que este Dakar va a provocar mucho más estrés en los coches que los anteriores.

—¿Qué trampa esconde el territorio chileno, que usted lo conoce bien?

—Lo que tenemos del recorrido es algo muy general, el origen y destino de cada etapa, pero seguramente habrá alguna sorpresa. Hay menos dunas que el año pasado, pero siempre hay algún regalo que la organización nos tiene reservado para la carrera.

—Usted es el fundador de Vision Advisors, una empresa financiera. ¿Cómo hace uno para guardar la corbata en el armario y lanzarse a esta aventura?

—Tenemos una oficina con 30 personas, el Dakar son dos semanas, corro un rally al año, que es Marruecos, y algunos otros los corro aquí en el norte. La verdad es que destino poco tiempo real para los rallys. Así que no se me complica tanto la vida en la oficina. Dejo la corbata y ya está. Lo tenemos ahí bien organizado.

—Pues que le vaya papaya (fácil), que creo dicen por Chile…

—Sí, que salga la cosa bien, que tengamos suerte. Muchas gracias, a ver si las cosas salen como esperamos.