Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Dakar 2015

Etienne Lavigne: “El Dakar es aquí lo que el Tour en Francia”

Afirma que la carrera ha adquirido “en Sudamérica una notoriedad única” y promete emociones: “Tenemos 13 días de competición y ¡25 libros de ruta diferentes!".

Etienne Laviegne, director del Dakar.
AFP

En su cabeza está el Dakar 2015, el que vemos sobre el mapa y el que realmente aguarda a los pilotos entre el 4 y el 17 de enero. Porque él, Etienne Lavigne, director de la carrera, conoce las trampas que esconde el raid más famoso del mundo, que afronta su séptima edición en Sudamérica.

—¿Qué tiene diferente este Dakar respecto a los anteriores? ¿Es posible encontrar algo nuevo?

—Cada año intentamos renovar el Dakar, su recorrido. Pasaremos por los mismos países que en 2014, es cierto, pero con un terreno diferente y muy interesante en el que ahondar.

—Sobre el Dakar 2014 se dijo que era muy duro y ahora hay a quien escucho decir que el de 2015 es más suave. ¿Están en lo cierto?

—No se puede decir eso, porque como es tradición en el Dakar, vamos a sorprender una vez más a los pilotos. Este año tenemos trece días de competición, ¡pero con 25 roadbooks diferentes! Con eso uno ya se da cuenta de que hablamos de un recorrido muy intenso, innovador, un trazado que responde a un trabajo de imaginación tremendo para así poder mantener el nivel de interés. Con tres etapas maratón y una geografía de recorrido más alta que la de 2014, ya que vamos a competir en el sur de Bolivia, en Uyuni, a una altitud aproximada de 3.600 metros, así que no creo que podamos hablar de una carrera suave. Eso sin contar que no sabemos qué condiciones climáticas nos vamos a encontrar.

—Me imagino a los señores Lavigne y Castera (creador del recorrido) teniendo pesadillas con los libros de ruta...

—Sí, seguro, y la verdad es que hay que echarle mucha imaginación, supone un gran trabajo durante todo el año haciendo los reconocimientos de los diferentes itinerarios. Ésa es la verdadera pasión de crear una carrera así.

—Buenos Aires vuelve a ser salida y llegada de la prueba, como por ejemplo en 2011. ¿Lo es por razones mediáticas, de impacto económico?

—Obviamente eso es importante, pero actualmente en todo el continente americano disfrutamos de una notoriedad del Dakar sensacional, única. Es el evento deportivo de verano (verano austral) al modo en el que el Tour lo es, por ejemplo, en julio en Francia. Es un fenómeno popular y deportivo extraordinario, además gratis y en época de vacaciones. En estos casi siete años se ha creado un entusiasmo popular tremendo alrededor de la carrera.

—Los 3.600 metros de altitud en Uyuni, Bolivia, suponen una exigencia tremenda para pilotos y máquinas. ¿Hay algún temor?

—Para montar un recorrido de este tipo se necesita, lógicamente, una organización perfecta, con una logística hasta el último detalle y un dispositivo de seguridad muy bien pensado. Exige un gran trabajo de anticipación, de planificación. Cada año supone un desafío. Lo de la altitud es un extra y este año, por ejemplo, los competidores en coches no saben cómo van a responder a esa novedad.

—Me imagino que los pilotos se estarán ‘acordando’ entonces de su familia y de la de Castera...

—(Risas). Pasa siempre, a eso estamos acostumbrados.

—Como también lo estarán a que cada año se unan nuevos protagonistas a la fiesta. En 2014 lo hizo Honda como equipo oficial en motos y en éste lo hace incluso con una mujer en sus filas, Laia Sanz. ¿Sorprendido?

—Laia es una chica absolutamente única, la reina del Dakar. Es capaz de hacer cosas fantásticas en competición, increíbles para todo el mundo, para la familia del Dakar. Pero la verdad es que ustedes, los españoles, cuentan con una participación fabulosa, con Barreda en motos, que querrá subir al podio y con la voluntad de ganar el Dakar, cuenta con más experiencia para ello. Tienen a Carlos Sainz o Nani Roma en autos, por ejemplo, la verdad es que España representa la tercera nacionalidad en el Dakar.

—Se olvida de Marc Coma, no sé si porque gana y ya es como de la familia...

—Sí, sin duda, Marc es de la familia Dakar, claro. Es una estrella en su historia, con cuatro títulos, muy pocos pueden disfrutar de ese nivel de resultados.

—En coches, Peugeot necesitaba el Dakar. ¿También el Dakar necesitaba a Peugeot?

—Sí, porque para un organizador siempre es una buena noticia ver a un constructor como Peugeot atreverse a un desafío nuevo, un reto de tecnología, con un nuevo equipo. Tras la salida de Mitsubishi o Volkswagen ha sido una sorpresa volver a contar con una participación de este nivel. Es fantástico.

—¿Entiende las críticas de Mini de que la organización favorece demasiado a los buggys con la reglamentación?

—Sí, pero por el momento es el Mini el que copa el podio, ésa es la realidad. Nuestra voluntad es mantener la misma reglamentación para todo el mundo, porque no es bueno andar cambiando cada año.

—¿Chile corrió peligro de no participar por el terremoto y el incendio en Valparaíso?

—Chile es un país capital en el Dakar, desafortunadamente a principios de año tuvo muchos problemas internos, pero posteriormente entramos en una dinámica muy positiva de la promoción del Dakar en ese país, con un apoyo sólido por parte del gobierno de la señora Bachelet y de todas las instituciones.

—Y en cuanto a la baja de Perú, ¿la razón era exclusivamente económica?

—Desafortunadamente sí, pero espero que en el futuro se resuelvan estos problemas y podamos volver al país, porque cuenta con un terreno y un desierto fantásticos. Seguimos pensando en Perú como un País Dakar.

—Si el Dakar fuera la consulta médica, tendría a muchos países en la sala de espera. ¿Resulta más fácil decir cuál no se ha interesado por la carrera?

—Estuvimos en Colombia y en Ecuador en julio para estudiar y evaluar, para escuchar a los diferentes interlocutores y saber si hay un interés común para organizar un recorrido en esos países; también visitamos Perú, aunque lamentablemente no pudo ser para 2015; y también viajamos un par de veces al sur de Brasil para analizar la posibilidad de organizar una salida o una llegada de la carrera allí.

—Es decir, que sesenta años después de que el Che Guevara cruzara el continente en una moto (una Norton 500cc apodada ‘La Poderosa’), ustedes pretenden hacer algo igual...

—¡Ojalá! Estoy convencido de que vamos a seguir en esa dinámica de descubrir países y de sorprender. Creo que disfrutamos de una segunda juventud en el continente americano y eso supone para todos una nueva manera de escribir el Dakar.

—¿Qué pide a la carrera? ¿Se sigue poniendo nervioso en estos días previos?

—Es el momento de máxima concentración, organizar ese arranque, que todo salga bien. Es una emoción particular porque hay mucho trabajo detrás, tanto por nuestra parte como por la de todos los países que intervienen en la carrera. Hay un entusiasmo y estrés muy positivos, con el reto de hacerlo lo mejor posible y de contentar a todos, pilotos e instituciones y, obviamente, al aficionado.

—La última pregunta no sé si me la querrá contestar. ¿Quién está más involucrado con el Dakar: Cristina Fernández de Kirchner, Michelle Bachelet o Evo Morales?

—(Risas). Lo que es una realidad es que hay un entusiasmo por recibirnos por parte de los tres. Eso es indiscutible. Vamos a encontrarnos a la señora Kirchner en Buenos Aires, al señor Morales en Uyuni y a la señora Bachelet en Chile; no faltará ninguno de ellos. El Dakar no sabe de política, el Dakar sólo conoce el placer y la entrega de los gobiernos de imaginar cada año una edición y un desafío cada vez mejor. Es por lo que todos saben que este evento es único en el mundo. Y para los países supone una ventana abierta al mundo.