Fórmula 1 | GP DE SINGAPUR
Fernando Alonso sueña con una victoria que se antoja imposible
Rosberg fue el segundo más rápido en la calificación del GP de Singapur tras el piloto inglés. Ricciardo, tercero. Vettel saldrá por delante del asturiano.
A veces sucede, en el lugar donde habita el futuro, luces que crean el día en la noche y la naturaleza que busca su protagonismo. Comenzó en el mismo instante en que el último piloto se bajaba del coche. Al terminar la clasificatoria. Siempre es igual en Singapur, primero caen las primeras gotas lentamente y unos pocos minutos después llueve como si hubieran abierto las compuertas del cielo.
Parrilla de salida:
Ocurren cosas extrañas en este circuito, el más especial del campeonato, una pista única en un lugar de mentira, decorado que probablemente quitarán el domingo por la noche, no sólo los focos y los generadores, también los rascacielos que rodean la pista parecen desmontables.
Y es aquí, donde Fernando Alonso ganó en 2010 con una actuación de época ante una de las mejores versiones del tetracampeón Sebastian Vettel y aquel Red Bull ¿recuerdan?, es en este trazado de engaños donde el español sueña con una victoria imposible. Al menos puede soñar.
Sale quinto a la carrera, por el lado limpio, con la vista puesta en la primera curva, en repetir una salida como la del año pasado cuando adelantó a cuatro coches para pasar del séptimo al tercero. Acabó segundo esa carrera. Es quinto. Otra vez sí. Como siempre, dicen desde el sillón de casa los más escépticos, y tienen derecho a decirlo y a serlo. Pero no, miren, es igual pero no es lo mismo. Porque ayer fue la primera vez en toda la temporada en la que Alonso tuvo posibilidades reales de lograr, de luchar por la pole.
El asturiano acabó primero en los últimos libres del gran premio, en la Q1 fue segundo tras Raikkonen, en la Q2 tercero, cerca de los favoritos de plata. No, finalmente tampoco lo consiguió y se volvieron a imponer las máquinas al talento. Lewis Hamilton y Nico Rosberg, primero y segundo. Daniel Ricciardo y Sebastian Vettel, tercero y cuarto. Mercedes. Red Bull. Pero el asturiano se quedó a dos décimas de la pole, a menos de una del australiano de la sonrisa, a cinco milésimas de Seb.
Si hubiera hecho una de esas vueltas mágicas que a veces le salen sería pole y tercero con juntar los tres mejores sectores. ¿Por qué no lo hizo? Ahí va la explicación. En su primera vuelta no hizo el mejor primer sector, pero en el medio fue el más rápido y terminó con un discreto registro en el final. En la segunda, sin embargo, falló en el segundo tramo del circuito. La gestión de los neumáticos y cómo pudo abordar cada una de las vueltas tuvieron la culpa, junto al hecho de que otros sí mejoraron. Y es que al español le iría mucho mejor con aquel sistema de una sola vuelta por piloto en cada clasificatoria.
Ahora sólo le queda pensar en su sexto podio en siete carreras en Singapur. O soñar con la victoria. Va a salir a por todas. Sin nada que perder. A por faena de día grande o abandono. La arrancada será fundamental, después una buena estrategia y necesita también que falle alguno de los coches de delante. Se trata de emular lo que este año sólo ha conseguido Ricciardo, batir a los Mercedes. Alonso no tiene ese coche, pero al menos su Ferrari es mejor aquí de lo que fue en Monza. En condiciones normales la victoria sería para Hamilton en lucha con Rosberg con Daniel en el podio. Pero esto es Singapur. Aquí nada es normal. Nada.