La intrahistoria
Andrea Dovizioso pudo con los periodistas, pero no con Alonso
Andrea Dovizioso se impuso a los periodistas españoles en una prueba de reflejos organizada por Shell. La máquina que mide los reflejos se llama Batak Shell V-Power.
La mentalidad de un piloto es competitiva ante cualquier reto que se le ponga por delante, por insignificante que resulte, y como no podía ser de otro modo, Andrea Dovizioso se impuso a los periodistas españoles en una prueba de reflejos organizada por Shell. El socio tecnológico del equipo oficial Ducati de MotoGP, en el que este año militan el italiano y Cal Crutchlow, enfrentó entre sí a los enviados especiales de medios españoles y los tres mejores jugaron la final contra el de Forli.
La máquina que mide los reflejos se llama Batak Shell V-Power y consiste en una simple estructura que produce luces de forma aleatoria en ocho pulsadores, obligando al jugador a hacer gala de sus reflejos, para conseguir el mayor número posible de aciertos en un tiempo máximo de treinta segundos. Particularmente difíciles, por inesperados y menos accesibles, resultan los pulsadores de la parte inferior, al punto de poner en jaque los riñones y lumbares de más de un participante.
“Es muy divertido y muy útil, porque te ayuda a agilizar tu tiempo de reacción y al mismo tiempo te hace trabajar en tu campo visual, y ambas cosas son muy importantes en nuestro deporte”, aseguraba Dovizioso.
Por esas casualidades de la vida, AS salió victorioso entre los periodistas y empató a 41 con Dovizioso en la ronda final, lo que obligó a un desempate con el de MotoGP. En éste, Andrea ganó definitivamente por 46 a 42.
El quinto del Mundial, con el tercero de Austin como mejor resultado, demostró que más vale maña que fuerza, aunque en su caso sería más propio decir que vale más ir fino e hilando pulsador tras pulsador, que más rápido, pero a trompicones...
Dovizioso pudo con la Prensa, pero no con el récord que conserva Fernando Alonso, en cuyo equipo, Ferrari, también cuenta con el apoyo técnico de Shell. El bicampeón hace 140 pulsaciones en un minuto, con lo que promedia 70 cada 30 segundos, es decir, 24 más de los que llegó a hacer un Dovi que entrenando llegaría fácil hasta los 60.