Etienne Lavigne: "La palabra ‘light’ no casa con el Dakar"

Etienne Lavigne no suelta el móvil ni un segundo. El director del Dakar apura la cuenta atrás de una nueva edición del raid, la sexta en Sudamérica, que presume como “un espectáculo grandioso”.

—Tras cinco años en Sudamérica, se sienten como en casa.

—Estamos muy bien aquí, tenemos una buena dinámica de producción y de organización del Dakar, pero no podemos asegurar cómo será el futuro.

—Es el Dakar más internacional por pilotos y repercusión. ¿Todo ello sin alterar el espíritu de Sabine, su creador?

—Sí, tenemos la voluntad de sorprender a los pilotos con nuevos recorridos y cada año afrontamos una nueva aventura. El espíritu de Sabine y el deseo de descubrir sigue intacto.

—Este año tenemos mil kilómetros más. ¿Se quejaron los pilotos de que la edición de 2013 fuera demasiado suave?

—No. Responde únicamente a nuestra voluntad de crear una carrera con nuevas dificultades. No podemos decir que la edición de 2013 fuera light. Esa palabra no va con el Dakar.

—¿Por qué dividen los recorridos de motos y de coches?

—Porque así podemos imaginar nuevos itinerarios, más interesante para motos y quads, en altura, en parajes particulares. Para nosotros supone más trabajo; nos gustan los retos.

—Entiendo que era materialmente imposible cruzar Bolivia con coches y camiones.

—Este año no se podía, no. Nos parecía demasiado difícil.

—En ese regalo, las motos llegarán al Salar de Uyuni. ¿Será como competir en la Luna?

—Algo así. Es un lugar increíble, espectacular y completamente blanco. Creo que la competición en ese desierto de sal será un momento emocionante de la carrera y del futuro Dakar.

—Ustedes cuentan con un hándicap: preparar la carrera en la primavera austral aunque luego se dispute ya en verano, cuando las tormentas sacuden la prueba. Como en 2013...

—Siempre existe ese riesgo con la climatología, es una realidad con la que debe convivir la carrera. Y todos los pilotos, desde el momento en que se inscriben, lo saben.

—Compiten con la climatología o las máquinas, pero también deben negociar con los ecologistas, preocupados con el impacto medioambiental o arqueológico. ¿Cómo van las cosas en ese aspecto?

—En cada país hablamos con las autoridades competentes y contamos con todos los permisos y autorizaciones para armar el recorrido del Dakar. Para nosotros es un punto crucial cumplir con esos requisitos.

—Hablemos de competición. En motos, Despres se fue a Yamaha y Honda pisa fuerte como rival de KTM. ¿Sonríe al ver más marcas en liza?

—Sí, como organizador es gratificante poder contar con KTM, Honda y Yamaha luchando por la victoria. Eso nos hace esperar una pelea muy dura y supone un interés mayor.

—Y en coches, ¿no temen que el ‘Imperio Mini’ pueda hacer la carrera menos interesante?

—Podemos hablar de una Armada Mini, es cierto, con once coches, pero hay otros vehículos como los buggy, el nuevo de Sainz o de Gordon. Tenemos grandes expectativas.

—El raid arranca en Argentina, donde han vivido altercados por la huelga de policías. ¿La seguridad está garantizada?

—Sí, hemos hablado con sus autoridades. Estamos tranquilos. Mantuvimos contactos con representantes de cada provincia y sabemos que la situación ahora es mucho mejor.

—El Dakar está vivo, no para de crecer, y lo imaginamos en Brasil. ¿En 2015?

—No, es demasiado pronto para hablar de un proyecto concreto. Tenemos muchos planes respecto a Colombia, Ecuador, Perú y trabajamos con la idea de incluir a Brasil.

—Y volverá a Chile en 2015...

—Sí.

—Sobre Colombia, ¿cómo harán para estirar la carrera hasta allí, como si fuera chicle?

—Nuestro firme deseo es soñar con ese nuevo recorrido.

—Y en él podrá estar Peugeot. ¿Ha hablado usted con ellos, con Sébastien Loeb?

—No. Sé que hay muchos rumores, pero no tenemos negociaciones concretas.

—Para acabar, si tuviera que ‘vender’ al espectador por qué debe seguir el Dakar 2014, ¿qué le diría?

—Que será una edición muy emocionante, un espectáculo absolutamente grandioso.