FÓRMULA 1 | GP DE ESTADOS UNIDOS
Vettel es leyenda y Alonso, de nuevo subcampeón mundial
Octava victoria consecutiva del alemán, que supera a Schumacher y Ascari pero convierte la F-1 en un monólogo. Alonso acaba quinto con el Ferrari y asegura el subtítulo.
Saludo a la grada, una rubia actriz que lleva su nombre tatuado en un brazo y cámaras por todas partes en la parrilla de salida de Austin cuando Antonio Banderas lanza un deseo. “A ver si el próximo año Ferrari vuelve a ser Ferrari y Alonso puede ganar, hay que ir a por este Vettel”, casi gritaba el actor junto a su Melanie unos minutos antes de que comenzara la carrera de Estados Unidos.
En ese momento, un muchacho vestido de piloto pasaba escuchando música con unos cascos enormes y una toalla en la cabeza camino de su Red Bull morado, paso a paso hacia la historia, convirtiendo su vida en una leyenda. Poco menos de una hora y cuarenta minutos más tarde, Sebastian Vettel entraba en meta con más de seis segundos de ventaja sobre el siguiente, después de una carrera en la que arrancaba primero, conservó su puesto en la salida y siguió en esa posición hasta el final. Como suele. Y entra, aún más, en la historia, ya que a partir de ese momento es el piloto que gana más grandes premios de Fórmula 1 de manera consecutiva, superando el récord de siete que tenían Schumacher y Ascari. Ocho. El reto del ocho, decíamos ayer. Y reto conseguido. Vettel es un genio. Tiene el mejor coche, sí, es un piloto de época, también. Así son la cosas y es tarea del cronista contarlo.
Mientras, por ahí detrás, donde habitan los que están en otro universo, en el de las batallas, la pelea, eso de jugarse la vida contra otros coches que deberían vivir en otra clase, Fernando Alonso olvidaba a la fuerza sus dolores para terminar quinto. Otra vez quinto. Otra vez pagando el dinero de la entrada a los que estuvieron en el circuito de Las Américas, muchos ayer que vieron al doble campeón español igualarse al McLaren de Sergio Pérez, que le había pasado en la salida, y adelantar a algún que otro coche, como los Sauber de Hulkenberg y Gutiérrez. Un espectáculo. Una pena. Un gigante subido en un coche de madera.
Alonso pagó salir por la parte sucia de la pista y se quedó séptimo, pero después, poco a poco, pudo ir remontando hasta la quinta plaza final, incluso pareció que podría irse a por Lewis Hamilton y su Mercedes, pero no. Imposible.
Finalmente, el británico terminó por delante del Ferrari mientras Alonso tiraba de experiencia y talento para dejar por detrás a un gran piloto joven como Hulkenberg, que llevaba un coche seis décimas más rápido en ese momento. Tampoco Lewis pudo siquiera ver a los tres del podio. Junto a Vettel, un Romain Grosjean que ha pasado de comparsa a protagonista una vez que Raikkonen ve las carreras desde casa. Y tercero, Mark Webber, otra vez menos de lo esperado. Vettel no tuvo temor alguno y se limitó a hacer experimentos. ¿Podría ser que Sebastian Vettel ya esté pensando en cómo deberá pilotar en 2014? Quizá...
En un momento de la carrera, su ingeniero de pista le decía que había que ir lo más lejos posible, no lo más rápido posible. La clave del próximo año y la eficiencia llevada a la F-1. Algo que también estuvo haciendo Alonso en algunos momentos del gran premio. Todo eso puede hacer Vettel mientras aumenta su leyenda. Y Alonso, subcampeón. Otra vez. Tres de cuatro con Ferrari. Pero sintiendo ya 2014. Y es que quizá ya estén en esa batalla, amigo Antonio...