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GP de Estados Unidos

Fórmula 1 ‘Made in USA’

El circuito de Las Américas espera 150.000 aficionados para la carrera de mañana, entre ellos unos 30.000 mexicanos, en un evento que es puro gran espectáculo americano.

Actualizado a
Fórmula 1 ‘Made in USA’

Lleva una camiseta rosa de Ferrari que un día fue roja, barba de mil días y una gorra de McLaren que le firmó Senna aunque ya apenas se ve. Se llama Morgan y vive para la F-1. “Cuando supe que este deporte volvía aquí intenté comprar la entrada para los cinco años. He estado en Indianápolis, Detroit, Las Vegas... Allí vi a los más grandes, vi ganar a Senna, pero sobre todo puedo decir que estuve en Watkins Glen en el 74 cuando ganó Reutemann. Fue una buena época”, explica. Ha entrado en el paddock con una invitación personal de Andretti. Pese a sus casi 70 años es la primera vez que lo vive tan cerca. Si todos fueran Morgan, la F-1 sería un éxito en EE UU, pero este deporte aún debe implantarse en un país que lo ha intentado otras veces sin suerte.

Parece que este puede ser el momento. Si el año pasado sorprendió la afluencia de público que rondó las 120.000 personas el domingo y más de 200.000 en el fin de semana, éste, los organizadores esperan repetir éxito en un evento que es un ejemplo del ‘Made in USA’. Además de las inevitables barbacoas que rodean al circuito, estamos en Texas y los toros mecánicos, los simulacros de rodeos, la comida mexicana... están por todas partes. Néstor, uno de los cocineros que prepara burritos sin parar en una de las puertas de acceso, adora este deporte, pero por otras razones. “La ciudad está más llena que nunca, es muy bueno para la economía, yo trabajo por la mañana aquí y en un hotel por la noche, hay trabajo para todos y este fin de semana voy a ganar lo que en tres meses, ¡Viva la Fórmula!”, dice olvidándose del 1 como les pasa a muchos por aquí.

Los que no se olvidan de sus pilotos son los más de 30.000 mexicanos que se esperan. Aquí todos apoyan a sus chicos, aunque hay distintas versiones. “Quiero ver la última carrera de ‘Checo’ en F-1”, explica Roberto, pero su novia Elena no lo ve igual: “Sergio puede ganar aquí y dejar bien clarito lo que vale a esos ‘gueys’ de McLaren”, casi grita con una camiseta oficial de piloto. Lleva una de Sauber, ya no quiere ni ver la que le costó casi 100 dólares de McLaren. Mientras, a su lado Mark devora una hamburguesa recién hecha. “A mí no me gusta la F-1, pero me han dicho que vendrán las ‘cheerleaders’ de los Mavericks. Y aquí estoy”. Made in USA...