24 HORAS
Audi vuelve a ganar en Le Mans y Marc Gené sube al podio
El piloto español fue tercero con el R18 e-tron quattro, mientras que Lucas Ordóñez y Antonio García acariciaron el cajón y fueron cuartos.
Con hora y media para el final de la carrera, la lluvia quiso ser protagonista. Una vez más. Obligó al baile en los boxes, al cambio de neumáticos y de estrategias, pero no fue suficiente para que la lucha por el título de las 24 Horas de Le Mans sufriera un vuelco. Es decir, que el tremendo chaparrón, protagonista fiel en esta prueba, quedó sólo como un testigo más de la victoria de Audi, con su R18 e-tron quattro número 2 (Tom Kristensen, Loïc Duval y Allan McNish). Marc Gené, compañero de marca, consiguió subir al podio con Lucas di Grassi y Oliver Jarvis compartiendo sudores en el e-tron nº 3. "Ha sido una carrera muy dura tanto por las condiciones meteorológicas como por los percances que tuvimos en la primera parte. Oliver (Jarvis) sufrió un pinchazo y el coche quedó tocado, así que en mi primer relevo aproveché la salida del 'safety' para entrar en boxes y asegurarme de que todo quedaba arreglado sobre las diez de la noche", dijo Marc. Y añadió: "Hemos logrado acabar". Misión cumplida, por tanto, que no es un tópico cuando uno habla de Le Mans.
El baile a dos entre Audi y Toyota copó las cinco primeras plazas. Era lo esperado en una edición/aniversario (90 años) que arrancó con el shock de la muerte del danés Allan Simonsen tras chocar con su Aston Martin en 'Tertre Rouge' cuando apenas se llevaban nueve minutos de carrera.
Sólo el Audi nº 1 de Lotterer, Fässler y Tréluyer, que defendía título, se salió del guión soñado por el Doctor Ullrich, la cabeza pensante del proyecto, y sólo pudo ser quinto (pagó caro las 12 vueltas en el pit lane por un problema en el alternador). Toyota, con su también híbrido TS030, plantó cara, pero finalmente cedió al poderío de Audi, marca que ha ganado las 24 Horas en 12 de los últimos 14 años.
Gené, que sabe lo que es ganar, lo hizo en 2009 con Peugeot, valoraba el tercer puesto, sobre todo porque costó mantener a raya al Toyota nº 7 de Wurz, Lapierre y Nakajima. Lejos el Audi liderado por Kristensen y el Toyota de Buemi, Davidson y Sarrazin, Gené y sus compañeros supieron centrarse en esa guerra con el segundo Toyota (dañado tras un accidente de Lapierre en las 'Curvas Porsche', aunque el francés pudo llevar el vehículo a boxes para que fuera reparado), de la que finalmente salieron vencedores. Ese podio no pudo ser alcanzado finalmente por los otros dos pilotos españoles presentes en la carrera. Lucas Ordóñez fue cuarto en la categoría de LMP2 con el Nissan ZEOD RC de Greaves Motorsport, donde formaba equipo con Jann Mardenborough y Michael Krumm; mientras, Antonio García, tres veces campeón en su clase, fue cuarto en GTE Pro con el Chevrolet Corvette que compartía junto a Jan Magnussen y Jordan Taylor.
Acariciaron el podio, lo que en principio dejaba un sabor amargo, pero pronto se veía todo con más luz, incluso en ese Le Mans encapotado. "Carrera durísima mentalmente dadas las condiciones del tiempo. Gran trabajo", colgaba Ordóñez en su cuenta de 'Twitter'. "Orgulloso por haber sacado el 110% de lo que teníamos, así que solo queda dar la enhorabuena a los ganadores!", decía García en la suya.
Lo hacía justo cuando una marea humana, la avanzadilla de los 245.000 aficionados que vivieron en directo la carrera, jaleaban a quienes subían y bajaban del podio. A Baguette, González y Plowman, como vencedores de LMP2; a Lieb, Lietz y Dumas, del GTE Pro, o a Narac, Bourret y Vernay, del GTE Am. Y al frente de todos ellos ese danés incombustible, Tom Kristensen, que sumaba su noveno título en las 24 Horas y que nos hizo a todos contener la respiración con sus palabras: "Mi padre murió en marzo y me dijo que iba a ganar Le Mans este año. Espero poder ganar otro y dedicárselo a mi padre, porque el de este año va por Allan Simonsen". Grandeza y Le Mans siguen caminando de la mano.