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La polémica del Mundial

'Pirelligate' la FIA juzga el asunto y Mercedes no se asusta de nada

Brawn (Mercedes) y Hembery (Pirelli) comparecen ante el Tribunal Internacional del máximo órgano del automovilismo, que decidirá sobre el test de Mércedes en Montmeló.

Actualizado a
Los neumáticos Pirelli están dando que hablar dentro y fuera de las carreras.
AFP

Son doce hombres, no sabemos si con piedad o sin ella (nada que ver con la película de Sidney Lumet), los que deciden hoy en París sobre el 'Pirelligate', polémica del mes en la Fórmula 1 que merece una resolución rápida y sin anestesia para volver a pensar únicamente en lo que pasa en las carreras. Como Tribunal Internacional de la FIA, esos doce hombres, y en el banquillo, dos acusados: Mercedes y Pirelli. El motivo no es otro que el test privado que realizó la escudería alemana en Montmeló (15, 16 y 17 de mayo) en la semana posterior al GP de España.

Son dos acusados, aunque uno más al borde del precipicio que otro: Mercedes se arriesga a una sanción económica o deportiva (pérdida de puntos), incluso a ambas, mientras que Pirelli no sería sancionada al no ser competidora del Mundial. Eso sí, su futuro en el campeonato sería más que negro. El caso ha colapsado la F-1, no en vano es la primera vez que el Tribunal Internacional, creado en 2010, es requerido para decidir sobre un asunto sobre el que los comisarios no tienen competencia directa. Respecto al Pirelligate, los comisarios de Mónaco enviaron un informe a la FIA tras las protestas de Mercedes acusando a Red Bull y Ferrari. La Scuderia también participó en una prueba de Pirelli a principios de temporada, pero la FIA ha confirmado que no infringió las normas, ya que utilizó un coche de 2011.

Fue el F 150 Italia y con Pedro de la Rosa al volante, algo que contrasta con la política de Mercedes, que para el test de 1.000 kilómetros en Montmeló recurrió a sus pilotos titulares, Lewis Hamilton y Nico Rosberg. Eso sí, por si había moros en la costa, lo hicieron con cascos diferentes a los que lucen en el Mundial. Ya dijo Christian Horner, nada sospechoso de defender a Ferrari pues es jefe del equipo Red Bull, que los dos casos eran distintos y que Mercedes jugó al engaño: "Es muy sencillo, tú tienes esa actitud cuando no quieres que alguien sepa algo". Horner pedía que el asunto se resolviera de forma "rápida y justa" y vamos por esa autovía. El 20 de junio ha llegado, estamos en París, con Ross Brawn (jefe del equipo Mercedes) y Paul Hembery (director de Pirelli Motorsport) tragando saliva. Frente a ellos, esos doce hombres liderados por el presidente del TI, el británico Edwin Glasgow, un reconocido abogado con experiencia en litigios de fútbol o rugby, quien debe salvaguardar la neutralidad del Tribunal. "El TI actúa con independencia total respecto a los otros organismos o miembros de la FIA", se lee en los estatutos de la Federación Internacional de Automovilismo. El presidente elegirá un panel formado por tres miembros, uno de los cuales será designado presidente de la audiencia. Ninguno podrá ser de la misma nacionalidad que las partes involucradas en el caso (Mercedes, alemana; Pirelli, italiana).

Mercedes alega que recibió el OK de la FIA para el test. "Encontraréis las respuestas en cuanto vayamos al Tribunal", amenaza Brawn, e incluso se habla de un posible email de la FIA (¿Charlie Whiting?) a Mercedes dando luz verde a los entrenamientos. Por su parte, Pirelli alega que ofreció a todos los equipos hacer un test similar. Algo que no convence a casi nadie: al frente de la manifestación, el señor Ecclestone: "Si me ofreces cosas robadas, es cosa mía decidir si quiero aceptarlas o no. Debo saber lo que debo hacer". Una buena frase para acabar una información sobre tribunales.