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GP DE AUSTRALIA

Fernando Alonso necesita volver a ser el jefe del Mundial

El español afronta su cuarto año en Ferrari con la intención de romper la racha de títulos de Vettel y Red Bull, sus grandes rivales para la temporada.

MELBOURNE
OBJETIVO DE TODOS. Fernando Alonso es uno de los pilotos más seguidos desde su llegada al circuito australiano de Albert Park, donde empieza el Mundial de F-1.
EFE

El chico camina debajo de los tres relojes de pared con las horas de distintas ciudades del planeta que hay justo delante de la puerta y entra. Al lavarse las manos el periodista ve a un muchacho desgarbado con una camisa azul llena de parches encima de un jersey de manga larga, el chaval parece haber salido de una excursión de los colegios cercanos a Albert Park.

Sebastian Vettel rompe varios en mil trozos el papel secante hasta que por fin lo consigue, se quita la gorra, se mira al espejo levemente y sale del cuarto de baño de la sala de prensa del circuito de Melbourne. Los héroes son reales, quizá el secreto sea ése. Y sí, hacen las mismas cosas que hacemos todos. Sólo que algunas cosas sólo son capaces de hacerlas ellos. Y este alemán ha logrado, con tres títulos decorando su currículum, aparecer como el auténtico referente de la Fórmula 1. Con permiso del jefe. Pero Alonso lleva demasiado tiempo sin reinar. Quizá en Australia comience otra vez su era...

Porque ya hace mucho y hemos visto demasiadas veces la derrota en su alma. Pese a todo. Alonso en Abu Dhabi, Alonso en Brasil, con lágrimas, con la cara en el infinito como una mariposa pinchada en un corcho, talento inútil. Ya son dos las derrotas en la última carrera y con el título merecido escapándose como arena del desierto en un día de tormenta, no se escapa entre las manos, huye como una tromba de calor, arrasando todo. Olvidar esa sensación y recuperar el sonido, el sabor, el tacto del triunfo es el objetivo para el mejor deportista español de todos los tiempos. Es el mejor, pero ya no es el jefe. Y tiene que volver a ser el que mande de verdad.

Para conseguirlo debe batir sobre todo y ante todo al campeón que camina entre la gente. Pero para poder con Vettel necesita ayuda. Él sólo ha estado a punto, pero debe contar con el renacer de la leyenda. No es fácil, tiene que repetir su calidad como piloto y esperar que en Ferrari, por fin, hagan honor a lo que se les supone. La mejor escudería de la historia de la F-1 ha sido barrida los tres últimos años por el equipo de una bebida para el cansancio. Es así. Y no puede ser. No debe ser.

Ferrari tiene que reaccionar, debe hacerlo, llevan tres años agarrados como un náufrago a su madera al talento de un español que está desperdiciando los mejores años de su vida unido a la derrota. Y es el mejor. Para todos. Para el paddock en general, los que están, los que saben. Sí... pero el campeón es otro y esa realidad debe dejar sin aire al asturiano que se juega la vida para que millones de españoles vibren en cada carrera. Este debe ser el año de Alonso, uff, esta frase ya la he escrito varias veces en estos años. El asturiano presenta su candidatura a evitar que Vettel no tenga discusión en libro alguno. Cuatro. Sería demasiado. ¿Quién sino Alonso puede evitar el derroche del alemán?

McLaren ha perdido a Hamilton y Hamilton se ha ido a un equipo que no estaba, veremos si está, en condiciones de luchar por el campeonato. Button es el nuevo número uno de McLaren, pero no es Hamilton ni Pérez tampoco, aunque ambos ganarán carreras. Seguro. ¿Y Lotus? ¿Estará Raikkonen al nivel para ser campeón? Red Bull, Ferrari, McLaren, Mercedes, Lotus. Igualdad. Muchos rivales, un año de espectáculo. Hoy empieza el Mundial. La revancha ha comenzado... Vettel mira y a su lado está siempre ese español. Alonso necesita volver a ser el jefe. Se apagan los semáforos. Un, dos, tres...