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Dakar 2013

En manos de Roma o cómo volar con el Mini ALL4 Racing

La aventura de copilotar el coche campeón del Dakar. AS se sube con Nani Roma y disfruta de una experiencia única. El Mini All4 Racing aspira a todo con el catalán a los mandos.

Actualizado a
RUMBO AL DAKAR. El Mini ALL4 Racing es el coche a batir después de que Peterhansel y Roma fueran primero y segundo en 2012.
MINI

Imaginen que tienen un Mini; bueno, quien ya lo tenga, que no lo imagine. Háganse a la idea de que, de repente, ese Mini crece a lo alto (unos 55 cm respecto al Countryman One), a lo ancho (30 cm) y a lo largo (60 cm). Y que pesa 900 kilos más, que en su joroba guarda 360 litros de combustible y que se come, una a una, todas las dunas del desierto como si fueran pipas. De ese Mini, ese Gulliver en Lilliput, pude disfrutar en el circuito de la finca Les Comes (Manresa). El pastel, obviamente, tenía su guinda: quien pilotaba el Mini ALL4 Racing era Nani Roma, segundo del Dakar 2012 y que en el de 2013 aspira a todo.

Suban y vean. El cockpit es suficiente, amplio se podría decir para un vehículo de raids -al Hummer de Robby Gordon, que probé (¿sufrí?) hace dos años en Arica, tuve que entrar por la ventana-. El material dominante en la carrocería es la fibra de carbono, con tubos de acero de 50 milímetros que conforman el arco de seguridad integral. Uno se siente protegido, más aún si sabe de antemano que el marco del habitáculo donde se sienta el pasajero es el único elemento del coche que no puede desarmarse. ¡Uff!

Se siente la velocidad, los botes, las curvas (que Nani es capaz de anticipar cuando uno ni siquiera las ha visto), pero los baquets de competición Recaro con arnés de seis anclajes te ayudan a seguir sentadito. Yo me ayudaba con una treta poco profesional: agarrándome al propio asiento. El cuadro de instrumentos es de fibra de carbono y consta de panel de piloto, panel central y panel de copiloto. El mío ni lo miré, cuando participas en ese rodeo texano, bote a bote, los ojos se te van sin querer a lo que está por venir: tierra, hierba, terreno roto lleno de piedras, cantos a granel... Supe después que en mi panel, el del copiloto, se muestran los datos de navegación. Estábamos en Les Comes, el envidiable rincón de Pep Vila en Manresa, con eso me bastaba. Navegar...

El Mini ALL4 Racing aceleraba, recuperaba con brío, saltaba por los aires a cuatro ruedas y aterrizaba de nuevo haciendo gala de unas suspensiones de diez. Todo un lujo para un coche que, en su versión 2013, tiene un regalo para Roma: aire acondicionado. "Dentro del 'cockpit' podemos llegar a estar a 60 o 70 grados de temperatura en algunas etapas; no es que el aire permita que el habitáculo esté frío, pero al menos te refresca la cara", dice el de Folgueroles. Yo, a Nani, no le miré mucho a la cara durante mi Dakar manresano. Eso sí, hablamos y hablamos y, sin darme cuenta, ya me había bajado del Mini como quien se baja de un taxi. ¡Menudo taxi! El coche que llegará a Lima el 5 de enero como vigente campeón. Un coche que tiene hambre de más.