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De la Rosa

"Un deportista no se debe quejar nunca"

"Soy feliz si mis hijas me dicen, 'papi, vamos a los karts", dice Pedro de la Rosa, que en Monza cumple cien GGPP en F-1. "Es sólo un número, pero se siente orgullo", afirma.

<b>UN VETERANO. </b>De la Rosa lleva nueve temporadas en la F-1 y es uno de los pilotos más respetados.
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Cien grandes premios, cifra redonda para un tipo redondo. Pedro de la Rosa piensa las respuestas, se emociona a veces, sonríe otras, mira a los periodistas como si sólo fueran unos colegas con los que se encuentra por el mundo en este Gran Hermano de las carreras. Y responde, siempre amable, con clase. Como suele... "Un deportista no se debe quejar nunca", dice. Y alguien echa la vista hacia Madrid. Cien carreras, todo un mundo.

Cien carreras. ¿Y qué?

Bueno, se siente orgullo, es sólo un número, pero, sobre todo, lo bueno es haber llegado hasta aquí con salud. Y haber hecho realidad la ilusión que tenía de niño. Para mi nada ha cambiado, ahora disfruto más de los momentos y estoy más tranquilo, pero tengo la misma ilusión. Sé más que cuando empecé, pero menos que si llego a 150 grandes premios.

Cuestionario clásico caballero. ¿Su mejor carrera?

Hay que ir a la del mejor resultado, que sería la de Hungría 2006. Aunque creo que hay otras muy buenas que han pasado al olvido. Sin ir más lejos, este año, en China creo que hice una carrera muy regular, muy fuerte. Y luego he hecho otras carreras también bastante buenas. En Bahrain 2005 hice lo mejor y lo peor, adelantamientos increíbles y pasadas de frenada infantiles. Fue bonito.

¿Y la peor?

En Austria, en 2000, cuando iba tercero, con el Arrows, me tuve que retirar por un problema del sistema hidráulico. Eso da mucha rabia. En Hockenheim iba cuarto, salió un espectador, neutralizaron la carrera, salió el coche de seguridad, perdí mi distancia con el quinto; y al final de la carrera se puso a llover y quedé sexto, porque tuve una salida de pista. En una carrera en la que podíamos haber hecho un podio. Con un Arrows...

¿A qué persona recuerda como la más brillante?

Lo mejor es que he podido trabajar en McLaren con gente increíble, hacer una carrera universitaria tranquilo. Trabajar, por ejemplo con Paddy Lowe o Martin Whitmarsh, muy grande.

¿Y la decepción? Déjeme adivinar, no se llamará Niki...

Sí, Lauda lo fue. No es bueno trabajar con tus héroes de juventud porque quizá acabas descubriéndolos.

¿Y si una hija suya se dedicara a esto?

Me gustaría. El mejor día para mí es cuando mis hijas me dicen, 'papi, vamos a los karts'. Yo lo que quiero es que tengan una pasión.