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Fórmula 1 | La intrahistoria

Cacerolas contra motores de F-1

Cien detenidos durante cuatro días de protestas estudiantiles

Actualizado a
Las protestas populares.

Unos carteles de Mini y las letras escritas con tiza en el suelo eran el vestigio de una noche intensa en la calle Crescent. Los policías con aspecto de recién llegados de Afganistan daban paso a tranquilos guardias de seguridad con chalecos amarillos. La mañana del domingo no se parece a las tinieblas del sábado, cuando la diversión y la protesta se unieron en un crisol de voluntades que llegó a enfrentarse. El agua y el aceite lograron unirse. Extraño, pero así fue. Esta zona ha sido el escenario de las manifestaciones estudiantiles durante todo el fin de semana y la revuelta ha arrojado un saldo de casi cien detenidos en los cuatro días desde el jueves.

En Saint Catherine volvieron a desnudarse los muchachos, a golpear sus sartenes y pequeñas caceloras como aprendices de la Plaza de Mayor porteña. Ahí se pelearon los prototipos, paradigmas de una sociedad dividida. Jean, barba de varios días, pelo largo con rastas, camiseta de tirantes con el Che Guevara mirando al mundo y un cuadrado rojo en el pantalón corto discutía, en perfecto francés, con Alan, camisa de rayas azules, pantalones vaqueros recién planchados, afeitado del día y despeinado de horas... que respondía en inglés. Dejad que nos divirtamos en paz, decía el segundo; no podemos dejar que nos quitéis nuestros derechos, replicaba el primero. Vete al circuito. Claro que iré. Tú que tienes dinero... Cara con cara, aliento con aliento. Caceloras contra motores de F-1. Hasta que las decenas de policías que miraban la escena intervinieron. Cada uno a su bando.

Dentro de Crescent, en el escenario, una rubia y una morena bailoteaban rodeando a un cantante barbudo con cuerpo de gimnasio que cantaba clásicos del rock. Bon Jovi de Quebec. Hasta que la luz se apagó. Y siguieron las protestas. La Ley Especial 78 obliga a informar a la Policía con al menos ocho horas de antelación de cualquier manifestación. Se llevaron a varios detenidos, más de veinte sólo en esa noche. Y otros que cogieron en sus casas por si se hacían notar en la carrera, ese evento elitista que la mayoría ama en Montreal y que algunos odian. Con todas sus fuerzas...