Educación militar, valor y constancia

Pastor Rafael Maldonado nació en Maracay hace 27 años y pronto amó los vehículos de ruedas... aunque sólo tuvieran dos. A los cuatro años hacía virguerías en el bicicross y con cinco fue subcampeón de Venezuela. Dos después pisó un kárting invitado por un amigo. Ahí comenzó su idilio con la competición, pero no con los coches que ya le venía de fábrica. Su padre, Pastor, tenía un concesionario y su tío, Johnny, un taller que para Pastorcito, como le llama su familia, era su particular juguetería.

Tranquilo, tímido, sereno, solitario, religioso y con orgullo patrio, pasaba desapercibido hasta que se subía a un kart y derrotaba rivales para añadir, uno tras otro, títulos regionales y nacionales. El momento clave llegó cuando dio el salto a correr en Europa y se matriculó para estudiar bachillerato en el liceo militar 'Libertador'. Esa educación formó sus convicciones personales, entendió que sin sacrificio nunca llegaría a sus metas y aprendió la importancia de estar siempre concentrado, seguro de sí mismo, ser constante y valorar las cosas.

Acumuló experiencia participando en muchos certámenes con buenos resultados, incluyendo el título de la GP2 2010 con el récord de victorias, seis, en un año. Aunque aún guarda la espina de las World Series 2006 cuando una arandela no reglamentaria (era del lado derecho y estaba en el izquierdo) en la geometría de la suspensión trasera en Misano le dejó sin corona de la 3.5.

Maldonado llegó a Williams por su destreza al volante y por la aportación de 'Petróleos de Venezuela' fruto de la decisión unilateral de Hugo Chávez, amistad que le persigue y le señala como piloto de pago.

Ahora hasta que llegue su cita favorita, Mónaco, descansará y organizará alguna barbacoa familiar, actividad que junto a ver la tele, estar con su novia, Gabriela, jugar con Sansón, su bulldog francés, y estar pendiente de la Fundación que creó en 2005, forma su repóquer de preferencias de ocio. Venezuela ya tiene un ganador de gran premio de F-1 y Pastor ha cerrado muchas bocas.