Firme ilusión con justo premio

Inquebrantable ilusión, duro trabajo, afán de superación y pasión por la moto. Con esas armas Carlos Checa ha luchado, durante casi veinte años, contra múltiples adversidades y difíciles situaciones por los circuitos del mundo. Lejos queda su debut como invitado en el Mundial de 125cc, en Montmeló, en el GP de Europa de 1993. Por el camino, infinidad de carreras, múltiples lesiones, fuertes sinsabores y un susto monumental en Donington que casi acaba con su vida.

Pero nada de eso hizo que El Toro pensara en dejarlo. Ni siquiera el trascurrir de los años minó la ilusión, ni tampoco perseguir títulos que no llegaban. Checa siguió luchando y, pese a que Ducati dejó el Mundial de SBK como marca oficial a finales de 2010, el de Sant Fruitós convenció con su trabajo a Althea Racing para seguir con una moto privada. Y, por fin, llegó su justa recompensa. En 24 carreras (faltan las dos de Portimao), Checa ha ganado catorce, ha subido al podio veinte veces, ha logrado seis poles y ha demostrado su velocidad con diez vueltas rápidas. Casi nada.

Todo ello casi a punto de cumplir los 39 años (15 de octubre). Otros en su lugar y con la vida solucionada económicamente no habrían sufrido tanto para lograr su sueño, pero Checa cuenta con ese ánimo o anhelo, la mayoría de las veces quimérico, del que empieza en algo y sueña con llegar a ser el mejor.

El '7' por fin lo ha conseguido y encima ganando un Mundial que nadie había conseguido para España. Pocas veces nadie ha generado un sentimiento tan unánime tras lograr un éxito. Y es que cualquiera que haya compartido unos minutos con él, el domingo esbozó una sonrisa de alegría.