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Fórmula 1 | GP de Italia

Red Bull se enfrenta a su maleficio en Monza

En sus seis participaciones en el trazado italiano, la escudería austríaca no suma ni victorias, ni poles, ni vueltas rápidas, ni kilómetros en cabeza, ni podios. El año pasado Alonso ganó y Massa fue tercero

<b>UN CIRCUITO LONGEVO. </b>Monza es uno de los trazados que ha estado presente en la Fórmula 1 desde que la competición nació en 1950, con la única excepción de 1980.

Sebastian Vettel huele el título, lo acaricia, hace en su cabeza las matemáticas que los demás hacen sobre el papel. Pero antes debe librar algún pulso en territorio hostil, como Monza, donde el Mundial vuelve este fin de semana. El fortín de Ferrari. La primera de las bolas de partido que debe salvar Fernando Alonso. Tan mal se le da Monza a Red Bull que en sus seis participaciones en el GP de Italia, los de la bebida energética sólo han sumado 22 puntos. Pero el parte de accidente es más extenso y detallado: ni victorias, ni poles, ni vueltas rápidas, ni podios...

El año pasado, sin ir más lejos, el botín del RB6 fue discretísimo: el cuarto puesto de Vettel, a la postre campeón, y el sexto de Webber. Alonso, mientras, se hizo con una victoria que le mantenía firme en la lucha por el campeonato. Felipe Massa, por su parte, fue tercero, calcando ambos pilotos el resultado que habían conseguido un día antes en la calificación. Los números de Red Bull en el Autodromo Nazionale di Monza contrastan con los de Ferrari, dominador en un circuito que se ubica a sólo 200 kilómetros de su hogar en Maranello. Es un trazado largo, de 5.793 metros, una gran parte del cual se hace a fondo. Un circuito de motor, donde el F 150º no cuenta con el hándicap de curvas sinuosas y de mayor carga aerodinámica que favorecen al ingenio ideado por Adrian Newey. Para darse cuenta de la velocidad de ese asfalto, una cifra de vértigo es la de Juan Pablo Montoya en 2005, cuando fue capaz de rodar con su McLaren a 372,6 km/h en los entrenamientos. Alonso voló allí el año pasado, cuando se hizo con la pole con un crono de 1:21.962.

Todo pinta en rojo, que en este caso no es señal de advertencia o alarma sino de buena suerte, aunque en los libros de historia siempre habrá un resquicio por el que se cuele el intratable Vettel, con pie y medio en el bicampeonato. Para encontrarle hay que llegar al apéndice de 2008. Fue en ese año cuando el alemán se erigió en el piloto más joven de la historia en firmar una pole position y en ganar un premio de F-1. Lo hizo con un Toro Rosso, el hermano pequeño de Red Bull. Ahora quiere repetir con ese RB7 que desde el viernes, en Monza, tendrá a los tifosi en contra. Esos que tienen reservado el bravissimo para un asturiano con manos de pianista.