Vettel suma su séptima pole de ocho posibles

Water, please". Claro, parece decir el chico de la barra, pelo alborotado, pantalón corto, camiseta llena de logos reconocibles en todo el mundo, uno de 'El Corte Inglés' incluido como novedad, amabilidad en el camarero. Vettel sirve una botella de agua, pregunta a otro supuesto cliente y... se le rompe un vaso. Piloto, a tu volante. El campeón sonríe, el hospitality de Red Bull sonríe con su risa. La felicidad invita a ser amable con el extraño, saca lo mejor de uno y lleva al éxito. ¿O es al revés?

Ayer, en Valencia, el líder del Mundial brillaba, séptima pole de ocho y la entrada, con 22, para pasar a la fiesta de los diez pilotos con más poles en la historia de la Fórmula 1: lleva las mismas que Ayrton Senna en el mismo número de carreras (70). Y está a sólo dos de Lauda o Piquet. Tiene pinta de leyenda...

Es bueno, muy bueno el primer piloto de Red Bull, pero como la bebida que lo patrocina, tiene secreto, la ayuda de una energía extra en forma de coche diseñado por un genio. Newey ya advirtió: "El mapa motor no nos va a resultar más perjudicial que a otros equipos". Y así ha sido. El germano consiguió el mejor tiempo, Mark Webber fue segundo y más allá quedaron Hamilton, tercero y Alonso, cuarto.

Los dos eternos enemigos parecen entregados a la lucha por ser el que persiga desde lejos a los chicos de la bebida energética. La duda en cada calificación es saber quién será el segundo o el tercero, qué equipo estará esa vez más cerca de Red Bull. La diferencia ha menguado, pero los rivales no saben ya qué hacer. Quizá si Vettel fuera camarero...