Un centenario de la Fórmula 1

Paul Pietsch nació el 20 de junio de 1911 en Friburgo (Alemania). Su destino parecía dirigido a trabajar en la cervecería de su madre, pero su cabeza y su corazón sólo pensaban en los coches. Con veinte años dejó el negocio familiar y con el dinero que había ahorrado se compró un Bugatti T35 con el que empezó a correr. Participó en múltiples competiciones y fue un especialista en carreras sobre hielo, ganando pruebas en Suecia, Noruega y Finlandia.

Su pasión por los coches fue un paso más allá el 24 de octubre de 1934. Participó en las pruebas de selección de la Auto Union AG, el poderosísimo fabricante de automóviles y motocicletas surgido en Alemania tras la unión de Audi, Horch, DKW y Wanderer. Y Pietsch fue el más rápido, eligiéndole para pilotar los modelos de la marca de los cuatro aros entrelazados, el germen de la actual Audi y un símbolo de progreso y poderío alemán, junto a Mercedes. Ambas empresas fueron promocionadas y protegidas directamente por Adolf Hitler, que quería demostrar que su nación era superior, al poseer los mejores coches y los mejores pilotos.

La II Guerra Mundial detuvo su carrera, que retomó con la creación del Mundial de F-1. Disputó tres grandes premios, sin puntuar, para abandonar la competición y dedicarse a su gran afición pero desde otro enfoque. Junto a un amigo y socio creó MotorPresse Stuttgart, actualmente la mayor editorial europea en número de publicaciones del motor y con 'Auto Motor und Sport' como principal cabecera.

Hoy, Pietsch cumple cien años y, obviamente, está jubilado, pero su amor por los coches sigue muy latente. Ni siquiera un siglo lo ha rebajado en el corazón del último superviviente de la Auto Union y el piloto de Fórmula 1 más longevo del mundo. ¡Muchas felicidades!