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Fórmula 1 | La intrahistoria

La mochila que sembró el pánico en el 'paddock'

La policía pensó en una bomba

No, no, no puede pasar", ¿pero?... "No puede pasar, al menos por unos minutos". El policía monegasco no hacía caso y la mágica tarjeta roja que da acceso permanente a todos los grandes premios era inútil en este caso. La barrera humana ya era importante, todos querían pasar, de un lado y del otro, pero muchos aguantaban la respiración, había silencio junto al paddock, en el bullicioso 'Stars'n Bar' decorado con cascos, monos y mil y una fotografías de famosos aún sonaba la música, pero a menor volumen y la sala de prensa era objetivo inalcanzable. Entonces apareció una especie de astronauta vestido de gris con una mochila en la mano y varias herramientas en la otra. "Es una bomba", dijo alguien.

No lo era, pero podría parecerlo. Una mochila abandonada provocó, por unos momentos una sensación de peligro en el GP de Mónaco. Es la segunda en el fin de semana, el jueves sucedió algo parecido en la Energy Station de Red Bull. También falsa alarma. Unos minutos antes Raúl Albiol y Álvaro Arbeloa pasaban por allí, tranquilos, como si la cosa no fuera con ellos. Sólo se dieron la vuelta para saludar cuando alguien les dijo, "buen día habéis escogido para venir, colegas". No, no era por la bomba.

La mochila fue analizada por el artificiero, vio que no pasaba nada y los policías reanudaron el tráfico de personas, la sala de prensa volvió a bullir, el bar de abajo subió la música y las enormes hamburguesas iban de mesa en mesa mientras al fondo el champán era protagonista en los yates. Falsa alarma. Minutos de tensión. Pocos. Mónaco regresa a la vida. Todos pendientes de la carrera.