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Fórmula 1 | GP de Mónaco

Vettel, Alonso y Button brillan en Montecarlo

El alemán, que se impuso al español y al británico en una de las mejores carreras que se recuerdan en el Principado, amplía su ventaja en el campeonato. Alguersuari no pudo terminar tras chocar con Petrov

<b>TRES CAMPEONES. </b>Vettel lidera la carrera por delante de Alonso y Button, orden que finalmente se mantendría en el podio de Mónaco.
reuters

En el circuito prohibido, donde sólo la leyenda perdura y el ruido de los motores hiela la sangre, en el jardín de asfalto de Carlota, asomó sin delicadeza alguna, como si el escenario fuera suficiente, una de las mejores carreras que se recuerdan en Mónaco. Apenas unos centímetros entre las cenizas resurgidas del coche rojo y el poderoso monoplaza azul del campeón que repetirá por inercia. Vettel y Alonso, con un magnífico Button rozando el difusor trasero del Ferrari con su McLaren. A pesar de choques de autos locos, de intentos imposibles, de ambulancias y coches de seguridad, a pesar de mujeres adornando yates de otro planeta y edificios pintados en montañas de mentira, ése fue el momento de la carrera, el de los tres mejores coches y los tres mejores pilotos luchando por la victoria sin importar que a su lado las protecciones hicieran temblar de miedo.

Finalmente el triunfo fue para Vettel, Alonso logró el mejor resultado del año, segundo, y Button volvió a subir al podio en el día en que ofreció una lección de inteligencia a su compañero Hamilton. Los tres, en la ceremonia de entrega recibieron el saludo de Alberto y su futura mujer, pero sobre todo recogieron el regalo de la sonrisa de Carlota. La hija de Carolina tiene ya 25 años y posee la magia de su madre. Sólo ella, vestido de vapor rojo y blanco, fue capaz de dejar la mirada perdida a los tres héroes de la jornada. Ella ofreció el trofeo a Alonso, ¿o fue Charlene? en una metáfora moderna de las justas medievales.

La carrera comenzó con el español sin cadenas, robándole la posición a Webber y cerca de Button. Después, en la primera parada, llegó el error de los mecánicos de Red Bull, hasta ellos lo tienen y se lo pueden permitir, tenían preparados los compuestos del australiano y entró el alemán, casi quince segundos de pérdida y Jenson, primero. Pero tenía que hacer una parada más. A pesar de su vuelo rasante con los superblandos, él sabía que las dos bestias que tenía por detrás se lo iban a comer. Y así fue. Primer coche de seguridad por el accidente de Massa, según la FIA causado por Hamilton. En Ferrari reaccionaron, hicieron entrar al asturiano y eso les sirvió para luchar hasta el final por la victoria.

Alonso rodó como una bala roja hasta llegar al campeón. Los blandos del líder se degradaban y Fernando iba a por todas, vencer o quedarse en el intento, si chocaba, chocaba, llegaría a decir.

Lo intentó una vez, con piedras, y cuando iba a comenzar el ataque real, con la artillería pesada, apareció la bandera roja que cambió todo para que las cosas siguieran igual. Sutil se fue contra Alguersuari y el español dio a Petrov. De nuevo una ambulancia. Segundo safety car. Todos cambiaron neumáticos, pero al que más le ayudó fue a Vettel, que llegaba acosado a las últimas vueltas por el talento de Alonso. Nunca sabremos lo que hubiera pasado, pero el español iba decidido a por su primera victoria del curso. Lo que ocurrió fue la quinta de Sebastian, en seis carreras, y una ventaja, 74 puntos para una utopía, que ya es un universo en este mundo de la F-1, un deporte que Mónaco ha hecho leyenda gracias a pilotos como los que ayer entraron en menos de tres segundos de margen. Mi admiración por ellos. Vettel, Alonso, Button... gracias.