Vuelta mágica de Alonso hacia un nuevo podio

El grito fue dentro de su cuerpo. Tras salir del caos que provoca rodar más allá de los límites establecidos, estar en ese tiempo de instantes de los que sólo el destino es dueño, ofreciendo todo su talento en cada curva, Alonso dejó que su mente volviera a la realidad de los mortales, liberado de un momento mágico que sólo los privilegiados pueden vivir. La extraordinaria vuelta del español en la tercera manga de la calificación de ayer en Montmeló provocó la admiración de amigos y enemigos, de admiradores y rivales, de aduladores y adversarios.

¿Cómo explicar que voló con su Ferrari para sólo ser cuarto? ¿Cómo contar que es milagroso si únicamente ha ganado una posición a la costumbre del quinto? Complicado. Aquí intervienen mil factores y cuando el brillo del piloto surge por encima de ingenieros, alerones, neumáticos y puntos de carga aerodinámica se nota en el ambiente. Ayer sucedió.

Alonso saldrá cuarto y sólo tres milésimas le separaron del tiempo de Hamilton con un McLaren mejorado y que es un coche mejor a una vuelta. El tercero hubiera sido un milagro. Por poco. Mejor para la carrera, zona limpia en la salida. El asturiano se quedó a un segundo de Webber, pole con el Red Bull, a ocho décimas de Vettel, la menor diferencia del año. Y le sacó casi un segundo a su compañero Massa, que saldrá octavo. Lo cierto es que Alonso saldrá cuarto cuando, para la calificación, tiene el cuarto mejor coche, es decir, su posición natural hubiera sido séptimo. Ésa es la razón por la que ayer provocó la admiración de la F-1.